«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Los labios de Misaki estaban contra los de Shin, devolviendo aquel torpe beso que estaba recibiendo, era evidente que era de los primeros besos que daba. Tenía los ojos abiertos.
Solo fueron unos segundos hasta que el menor se separó, lentamente. Misaki sentía que el corazón se le saldría del pecho de lo fuerte y rápido que estaba latiendo. Shin no se quedaba atrás, en su mente estaba seguro de que su corazón se escuchaba por toda la calle.
Hubo silencio los siguientes minutos, para ambos era algo muy surreal lo que acababa de pasar. No dejaron de mirarse a los ojos en todo ese tiempo; tampoco se habían soltado de las manos.
─ Shin...─ susurró Misaki. Al fin había pensado en que decir. ─ ¿Estás seguro de lo que dices?
─ No completamente... ─ contestó en el mismo tono susurrado que el mayor. El tono rojo de su rostro no se había ido aún. ─Pero... sé que siento algo mucho más fuerte... por ti... de lo que he sentido por otra persona.─ Solo decir eso le hacía sentir más avergonzado de lo que ya estaba. ─ Estoy confundido, pero es el único nombre que le puedo poner a esto que siento.
No sabía desde que momento, pero en el rostro de Misaki se había formado una gran sonrisa. Estaba realmente feliz por las palabras de Shin.
Su cabeza estaba en blanco. El beso había sido inesperado, pero se sintió demasiado bien. Algo le decía que eso era lo que debió de pasar, estaba tan bien que quería repetirlo cuanto antes.
─ ¿Desde cuando eres tan lindo?─ Se preguntó Misaki en voz alta.
Una sonrisa tímida se formó en los labios de Shin.
─ Esto es muy extraño para mi...─ dijo.
─ ¿A qué te refieres?─ Misaki muy junto a Shin, este aprovecho para recargarse en su cuerpo mientras el mayor lo abrazaba disimuladamente con un brazo.
─ Es la primera vez quiero a alguien así de fuerte. Nunca espere que cuando pasara fuera de un hombre.
─ Tranquilo...
─ Pero sabes... ─ De nuevo se estaban viendo a los ojos.─ Estoy muy contento de que seas tu.
Ver la cara sonriente de Shin solo le estaban dando ganas de besarlo. Pero no quería cometer la misma tontería que cuando estaba dormido. Las cosas iban muy bien en este rato.
─ ¿Puedo besarte?─ pidió.
─ ¿Eh? ¿Por qué me preguntas? ─Pareciera que la voz seria de Misaki no concordaba con lo que estaba preguntando.
─ Es que... ─ la explicación de lo que preguntaba sonaba razonable en su cabeza, pero ya decirlo en voz alta no sonaba muy bien. ─ Tengo primero que preguntarte, ¿quieres salir conmigo?
─ Por supuesto que quiero. ─Shin se rio por lo anticlimático que era esa frase justo en ese momento. ─¿No me besarías si no estoy saliendo contigo?
