«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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─ Tranquilo, tranquilo─. Le susurraba Misaki a Shin mientras seguía llorando.
Después de varios minutos en la misma posición, el agarre de Shin hacia su ropa, se soltó y, preocupado, Misaki se separó para ver qué había pasado, ya que tampoco se escuchaba nada. El chico había caído dormido. El mayor se sorprendió por esto.
Con mucho cuidado se acomodó para cargarlo y llevarlo a su habitación para que descansara. Cuando llegó, lo dejo en su cama, le quito los zapatos y lo arropó con las sábanas de la cama.
Con delicadeza le retiro el cabello que estaba en su cara. Misaki estaba un poco preocupado por su compañero, pero le causaba mucha ternura verlo dormir tan tranquilo y calmado después de haber llorado tanto. El hecho de que tuviera tanta confianza para quedarse dormido de esa forma, de alguna manera, le encantaba.
Se quedo vigilándolo un poco más de tiempo, hasta que decidió irse.
Al día siguiente, bastante temprano en la mañana se escuchó que llamaron a la puerta. Misaki estaba por ir a ver como estaba Shin, pero decidió ir a ver quién llamaba.
Abrió y vio a Naoki afuera, con dos bolsas grandes en las manos.
─ ¿Naoki? ¿Qué haces aquí tan temprano?
─ Hola, Misaki─ saludó. ─ Veras, vine a dejar estas de aquí. ─ Levantó las manos para señalar las bolsas.
─ ¿Quieres pasar?─ le ofreció Misaki.
─ No, no─ negó Naoki─ No creo que sea lo mejor. ¿Cómo esta Shin?
─ Aun no lo sé... Recién iba a verlo cuando llamaste.
─ Ya veo... ─ La mirada de Naoki mostraba bastante tristeza.
─ ¿Qué sucedió anoche?─ Misaki se atrevió a preguntar, aunque ya sabía la respuesta de su amigo. Naoki le entregó las bolsas con ropa─ ¿Ropa?
─ Es de Shin. Yo se la regale─. Explicó─ Las señales de las que te había hablado no eran nada de lo que había pensado.
─ ¿A qué te refieres?
─ Ayer...─ Un suspiro. ─Ayer, las cosas iban muy bien... Nos habíamos divertido mucho y cuando ya estábamos aquí... El ambiente ya estaba tan bien que, se me ocurrió besarlo antes de que saliera... Pero eso no fue bueno.
La manera en la que Misaki lo vio después de esa confesión fue de bastante sorpresa, a pesar de que ya sabía qué había pasado.
─ No quería decírtelo, pero yo sabía que eso iba a pasar.
