«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Shin se quedó sin palabras. Misaki se separó de él y salió de la cocina con rumbo a su habitación.
─ ¡Espera!─ Shin lo detuvo. Sentía el rostro muy caliente y una opresión extraña en el estómago. Misaki se detuvo para verlo; sonrió ligeramente cuando vio la expresión confundida de Shin. ─¿Solo me vas a decir eso?
─ ¿Qué más quieres que diga?
─ ¡No lo sé! Yo soy quien te gusta, ¿y solo te vas a quedar callado? ─ Lo que estaba sintiendo era muy extraño. Realmente no sabía lo que estaba diciendo. ─ ¿No vas a hacer nada?
─ No hare nada...─ concluyó. ─Estoy seguro de que no soy nada de lo que te podrías sentir atraído. Te lo dije, soy feliz si esto solo se mantiene como algo platónico, unilateral.
─ Pero yo...
─ No tienes que preocuparte de nada. Si lo que te mortifica es la forma en que te tratare, yo seguiré actuando como siempre. No te incomodare.
Misaki se dio la vuelta con una sonrisa triste y termino yéndose. Shin se quedó mudo por la conversación. ¿En qué momento Misaki se había empezado a fijar en él de esa forma?
Algo andaba mal. Contrario a otro tipo de situaciones, y contando lo que le había pasado antes con Naoki, esta vez no sentía nada parecido al asco o incomodidad, solo sorpresa, algo de vergüenza y muy, muy en el fondo, algo parecido a la felicidad.
Quiso ir a ver a Misaki en su habitación. Cuando pasó por su habitación estaba instalando la tableta en su computadora. Genuinamente se veía muy feliz con el regalo. Decidió dejarlo solo, había cosas que debía pensar antes de hablar.
─ ¿Estás solo?─ preguntó Katsura entrando en el departamento con Masami siguiéndolo. Este último le entrego a Shin una bolsa con manzanas recién compradas.
─ Tezuka tuvo que salir a su trabajo.─ Dejó la bolsa en la mesa de la cocina. Masami cerró la puerta y se sentó en una de las sillas junto con Shin, quien ya estaba comiendo una de esas manzanas.
─ ¿Qué tal te sientes?─ preguntó Katsura sentándose con sus dos amigos.
─ Ya estoy casi por completo bien.─ respondió Shin. ─Creí que iba a doler más cuando me quitaran los puntos.
─ No. Cuando me quitaron los puntos de la frente no me dolieron nada. ─ comentó Masami.
─ ¿Tienes puntos en la frente?─ preguntó Katsura sorprendido, acercándose a Masami para que le mostrara la cicatriz.
Se retiro un poco el cabello que le cubría la frente del lado izquierdo, dejando ver una ligera cicatriz pálida sobre la ceja. Shin también se acercó un poco curioso.
