«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Shin estuvo llorando en el auto aproximadamente media hora, Misaki lo estuvo acompañando todo ese tiempo, abrazándolo, acariciando su cabello, su espalda y dejándole besos en las mejillas, en la frente y en las manos; pero sin decir ni una sola palabra.
Subieron por el elevador hasta el piso del departamento y caminaron muy despacio hasta llegar ahí. Shin iba recargado de uno de los brazos de Misaki. Entraron al departamento y Shin se quedó sentado en uno de los sofás, Misaki fue por agua para él, la cual tomó sin ganas. Ya no lloraba, pero tenía la mirada perdida y la nariz aun un poco congestionada.
Terminó de beber el agua, se levantó y fue directamente a la habitación de Misaki para acostarse en la cama y dormir. El mayor lo observó por un rato, volvió a la cocina a comer algo y, tiempo después, también se acostó a su lado, abrazándolo por la cintura para dormir.
Al día siguiente, Misaki se levantó a la hora de siempre para alistarse e irse a trabajar, Shin seguía aparentemente dormido. Fue a bañarse y cuando regresó Shin estaba despierto, pero no levantado. Sus ojos estaban rojo e hinchados por llorar, tenía la mirada perdida en el techo, no reaccionó a lo que estaba haciendo Misaki.
Una marca roja aunera visible en la mejilla del mayor.
─¿Cómo te sientes? ─Le dijo en voz baja, acercándose para besarlo en la mejilla.
─No se... ─Respondió. ─Tengo sueño.
─¿Iras a clases hoy?
─No lo sé... No quiero...
─No tienes que ir. ─Misaki estaba hincado en a la orilla de la cama, tomándole de la mano y besándole los nudillos. ─Puedes quedarte aquí. ¿Quieres que me quede contigo?
─No... Ve a trabajar, yo estaré bien. ─Shin hablaba en voz baja y muy pausado.
─¿Estas seguro?
─Si... Estaré bien. No te preocupes.
─Claro que me preocupas muchísimo. ─Misaki le dio un beso en la frente. ─Se lo que se siente estar así. Por favor, no te guardes nada de lo que sientes. Si necesitas hablar, llámame y te escuchare todo lo que necesites. ¿Sí? Tratare de quedarme contigo lo más que pueda en los próximos días.
Shin asintió con la cabeza sin ganas.
─Lo tomare muy en cuenta. Gracias.
Misaki trató de formar una sonrisa, pero estaba más preocupado de lo que decía.
Shin se pasó dos semanas en casa, Misaki pedía algunos días para trabajar en casa y poder estar con Shin, tratando de levantarle el ánimo. Intentaron ir de compras en un ocasión, pero Shin se quedó dormido a media tarde. En otra ocasión salieron a comprar golosinas y botanas para ver una película en la sala, y cuando la estaban viendo, Shin se volvió a quedar dormido en la sala.
