«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Hablaron unas cuantas cosas más, hasta que, finalmente, el papá de Shin terminó la llamada. Se levantó de la cama, tomó algo de ropa limpia y se dirigió al baño para ducharse. Misaki estaba ahí.
Entró en el baño, estaba repleto de vapor, abrió el cancel de la regadera donde estaba Misaki, quien, sorprendido, gritó y se cubrió el cuerpo con algo de vergüenza, hasta que se dio cuenta que era Shin que venía con una mirada bastante triste. Este último fue y lo abrazó de la cintura, escondiendo su cara en su pecho.
─¿Shin, que pasa? ─Preguntó el pelilargo, dejando que el agua caliente cubriera el cuerpo de Shin. El menor negó con la cabeza.
─Nada. ─Dijo.
Terminaron de bañarse juntos, algo que nunca habían hecho, y salieron rápidamente a vestirse.
Shin decidió aun no hablar con Misaki sobre lo que su papá le había dicho, de irse a vivir con él a otra ciudad, hasta no saber realmente que era lo que él quería hacer.
Hasta hace unos meses, lo que Shin más quería era regresar al lado de su padre, del que no se había alejado en ninguna ocasión por más de un par de días; pero en este punto de su vida, a casi un año de la separación con su padre y haber conocido a Misaki hasta tener una relación amorosa con él, ya no quiere irse y ahora de quien no quiere separarse es de Misaki.
La pareja pasó el día juntos, siendo cariñosos y melosos entre ellos. Hacía tiempo que no habían podido pasar el tiempo de esta manera entre ellos, solo siendo amorosos, sin problemas en que pensar.
Fuera del tema de la pronta llegada de su padre, Shin se sentía muy liberado, muy ligero y sin ningún rastro de estrés como el que había estado cargando al pensar que Katsura podría descubrir su relación. Se sentía libre de estar con Misaki y eso le gustaba mucho, le encantaba.
─¿Cómo te sientes? ─Preguntó Anna.
Estaban en la biblioteca de la facultad, tenían que hacer un trabajo para entregar en unas cuantas horas para una de sus clases. Anna estaba sentada en una mesa con varios libros para trabajar. Shin estaba en un librero de enfrente, buscando otros.
─Ya estoy mucho mejor. Pensé mejor las cosas y hablé mucho con Misaki. ─Shin volvió a la mesa con algunos libros más.
─Si, ya veo que hablaron mucho. ─Sonreía Anna juguetonamente, señalando su cuello.
Shin llevaba una bufanda delgada, pero se le iba cayendo, dejando a la vista todas las marcas de que Misaki le había hecho durante el fin de semana. Rápidamente se cubrió, sonrojándose mucho, riendo nervioso.
─No hablo de eso. ─Dijo. ─Hubieron muchas cosas que pasaron y no fueron tan buenas.
─¿Cómo qué?
─Casi hago que terminemos... ─Dijo Shin, avergonzado. ─Fue una plática muy dramática... Mas de lo que me gustaría...
Anna no dijo nada, solo se quedó callada unos segundos.
