«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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El día había amanecido despejado y con algo de sol, no parecía que el clima fuera a cambiar. Shin tomó su ropa para irse a preparar. Seguramente Misaki seguiría dormido o acostado, no se escuchaba ruido en el departamento.
Cuando termino de bañarse y cambiarse, Shin se encontró en el pasillo con Misaki, recién levantado y con evidente somnolencia.
─ ¡Misaki!─ dijo Shin, en forma de saludo llevando sus brazos al cuello del mayor y acercándose para juntar sus labios. Misaki le correspondió el beso.
Cuando se separó, Misaki observo por unos segundos al chico. Llevaba puesta una playera de cuello de tortuga y manga larga, oscura, que le hacía ver muy esbelto y de alguna manera, sensual. Se había puesto unos pantalones de mezclilla ajustados con un cinturón que le marcaba perfectamente a la cadera.
Misaki comenzó a pensar demasiadas cosas en torno a como se veía Shin en ese momento, más aún, porque cuando vio que su cabello seguía húmedo y desordenado. Se acerco a Shin y lo abrazo por la cintura, poniendo su rostro entre el cuello y el hombro, llenándose de todo el aroma de su novio.
─ Te ves tan lindo con esto...─ susurró Misaki, apretando a Shin contra sí.
Trataba de no hacerle caso a su cuerpo, si no se controlaba, todo lo que quisiera hacerle en ese momento al pequeño cuerpo que tenía entre sus manos, sería uno de sus mayores errores.
─ ¿Te lo parece?
Shin estaba un poco rígido con entre los brazos de Misaki, tratando de devolverle el abrazo, tranquilamente. Su corazón estaba latiendo demasiado rápido para su gusto. El agarre de Misaki era diferente de lo habitual, era más íntimo, se sentía caliente al tacto. No era que le desagradara a Shin, estaba muy nervioso, algo se sentía extraño en el ambiente, dulce, embriagante, sensual.
─ Sera mejor que te des prisa, ¿bien?─ dijo Shin zafándose de los brazos de Misaki. Ambos estaban sonrojados cuando se vieron a los ojos.
─ Tienes razón, nos iremos en un rato.
Cuando Misaki entro en el baño para arreglarse, Shin corrió hacia el sofá más cercano, tomo uno de los cojines que estaban cerca y lo apretó contra su cara para gritar lo más fuerte que podía. ¿Qué acababa de pasar allá atrás?
Era evidente que en algún punto de la relación las cosas comenzaran a calentarse más hacia el ámbito del sexo, pero él no espero que pasara tan rápido. Estaba nervioso o emocionado en cierta medida. Su abdomen se contraía, no dolía.
Fueron hasta el centro comercial en el auto de Misaki. En el camino estuvieron hablando de diferentes cosas, principalmente Misaki le contaba a Shin de su trabajo.
