«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Igual que cada mañana, Misaki se había levantado a las seis de la mañana, con todo el cansancio del mundo. Últimamente le costaba más trabajo levantarse por voluntad propia. Había estado durmiendo tan bien desde hacía unos días que el levantarse e irse al trabajo le parecía tedioso, más de lo normal.
Cuando salió de bañarse para arreglarse escuchó la alarma del celular de Shin, ahogada entre algo, probablemente ropa que había dejado tirada. La idea del desorden de la habitación del chico le trajo un cierto escalofrió, pero el pensar en Shin le sacó una sonrisa.
La mañana estaba bastante nublada y fría. La playera de manga larga que estaba ocupando se había humedecido un poco con su cabello a la atura de los hombros. Estaba en la cocina preparando unos huevos revueltos mientras escuchaba a Shin salir del baño, corriendo para cubrirse por el frio que hacía y prepararse. Sería el primer día, después de mes y medio, que volvería a la facultad.
Misaki se había puesto a ver el cielo desde una de las ventanas, pensativo. Realmente no sintió cuando Shin se acercó para abrazarlo desde atrás, gritando un poco para sorprenderlo. Se asustó un poco al sentirlo. El menor reía por su reacción.
─ ¿Te asuste?─ preguntó recargando su mentón en el hombro de Misaki.
─ Ja, ja, ja. Que divertido te has vuelto─ dijo Misaki con sarcasmo, volteando para ver de frente al chico.
Le retiró el cabello del copete húmedo de enfrente y le beso en los labios, igual que cada mañana desde que eran pareja. Solo duraba unos segundos, pero era suficiente para dejar a Shin atontado toda la mañana.
Desayunaron juntos, antes de irse.
Una noche antes, Misaki y Shin habían hablado de la forma en que se transportaría el menor de ahora en adelante. Misaki le ofreció llevarlo todos los días en el auto, para cuidarlo de que no le pasara nada en el metro. A Shin le parecía un poco exagerado eso, ya no estaba lastimado por la operación, solo un poco sensible, pero era muy soportable. Misaki se negó a la respuesta.
Finalmente, Shin aceptó la propuesta. Solo quería poner un poco de resistencia al principio, igual terminaría aceptando.
─ ¿Nervioso por volver después de tanto tiempo a clases?─ preguntó Misaki cuando comenzaban el recorrido.
─ Si, un poco. ─ Contestó Shin─ Ya casi va a terminar el semestre y recién voy a reintegrarme.
─ Tranquilo. Entregaste todo cuando correspondía, ¿no? ─Shin asintió─ Entonces estarás bien. Confía en eso.
El chico sonrió.
─ Si.
─ Y si llegas a reprobar, ya tendrás otro semestre para poder acoplarte. ─ Shin le dio un pequeño golpe en el brazo cuando dijo eso. Misaki se rio.
Cuando llegaron a la facultad comenzó a llover, no muy fuerte, pero si alguien se quedaba mucho tiempo afuera, se empaparía.
─ Menos mal que traje un paraguas por si las dudas. ─Dijo Shin para sí mismo.
