«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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La alarma de Shin sonó cerca de las siete de la mañana. Misaki estaba buscando torpemente el celular, pero no se quería mover demasiado, estaba muy cómodo bajo las cobijas.
Shin también se había despertado y, pasando por encima de su novio, alcanzó su celular y apagó la alarma. Volvió a acostarse en la cama, abrazado a Misaki.
─ Buenos días. ─ saludó Misaki en voz baja y ronca. Shin se movió un poco, quejándose por abrir los ojos. Misaki aprovecho para llenarle de besos el rostro, tal vez así se despertaría más rápido. Ambos rieron por el gesto.
─ Me tengo que ir... ─ Misaki se quitó las sábanas de encima para levantarse. Aún tenía los ojos cerrados.
─ ¿Por qué?
─ Katsura o Masami pueden despertar en cualquier momento. No quiero pensar en que pasaría si se enteran de que estuve aquí durante la noche.
El chico volvió a tomar el cobertor que estaba a los pues de la cama, así como su almohada. Se volvió a acercar a Misaki y lo beso en los labios. Salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí. No había señal de movimiento en la otra habitación, volvió a recostarse en el sillón más grande de la sala. No hacía tanto frio como en la noche.
Katsura y Masami se habían ido esa mañana, luego de que volvieron a comer un pedazo del pastel que sobro el día anterior. Katsura realmente no se quería ir, pero Shin lo animó ya que "no había podido dormir bien" por estar toda la noche en la sala. Solo con esa excusa, se fueron.
Su papá le había mandado un mensaje esa tarde, quería hacer una videollamada con él. Misaki preguntó si podía estar también en la llamada, hacia un tiempo que no hablaba bien con el padre de Shin. Este no se opuso.
─ ¡Hola, papá!─ habló Shin cuando la imagen de su padre se vio por fin en la pantalla de su computadora.
─ ¡Hola señor Norizaka!
─ Hola, Shin. ¡Misaki! No pensé que te vería por aquí. ─bromeó el hombre al otro lado de la pantalla. Se veía cansado, debajo de sus ojos se le notaban las ojeras por la falta de sueño o el estrés. Parecía también que tenía más canas que antes.
─ ¿Te sientes bien, pa'?─ preguntó Shin cuando lo vio más detenidamente. Se preocupó de repente. ─No te ves bien...
─ He tenido mucho trabajo últimamente, pero todo está bien. Creo que lo más duro ya pasó.
─ Por favor, papá... No te sobre exijas tanto. No quiero que te enfermes. ─Era más una súplica que una simple petición.
El señor Norizaka solo asintió con la cabeza. Shin parecía tranquilo, pero era evidente que la preocupación que sentía se había quedado ahí. Misaki no había dicho nada.
