«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Durante los siguientes días, Misaki tuvo algunas peleas con Naoki que iba todos los días cuando salía de trabajar para ver que tal estaban las cosas. A Shin se le dificultaba ir a clases y dejar solo a Misaki; aunque éste no se levantara casi para nada, más que para dar uno o dos bocados a la comida que tenía.
Misaki siempre se la pasaba durmiendo, aunque hubiera pasado mucho tiempo, seguía durmiendo. Casi no comía ni hablaba con nadie que no fuera Naoki. Este último le comentó que había puesto un permiso especial en su lugar de trabajo para que no se preocupara por eso. A pesar de todo, a Misaki no parecía importarle.
Pasados tres días, Shin llegó temprano de la universidad y Naoki con él -se encontraron en la entrada del edificio-. Naoki estaba ahí para llevar a Misaki a ver a la doctora Yanagi Isasa, aquella doctora que en sus primeras terapias se había hecho cargo del pobre. Shin los acompañó para estar más tranquilo de lo que le harían a Misaki.
De acuerdo con Naoki, comenzarían solo con terapias habladas, una plática común. Conforme se fueran llevando las cosas, se iba a ver si había que tener algún medicamento nuevo. Al parecer Misaki llevaba cierto tratamiento desde hace tiempo, pero lo había suspendido hace unos meses.
─ ¿De verdad es necesario esto? ─ preguntaba Misaki siempre que se le hablaba de las visitas a la doctora. ─ No quiero tener que pasar por algo así de nuevo.
─ Dices eso, pero han estado bastante bien en las consultas. ─ Le decía Naoki cuando hacia esa pregunta.
Poco a poco, la condición anímica y física de Misaki iba mejorando. No era algo completamente notorio, el tratamiento sería bastante largo, tenían que asegurarse de que no dejara la medicación esta vez.
─ Además, ¿Por qué siempre eres tú quien conduce mi propio auto? ─ le cuestionó Misaki de regreso de una de las consultas.
─ Apenas vamos a ver si realmente vuelves a estar en condiciones de conducir, solo déjame llevarte a casa.
─ Lo dices como si hubiera dejado de moverme por mucho tiempo. ─ Naoki se rio por lo bajo. Era un alivio que se pudieran volver a hablar de esa manera, aunque aún su mente fuera un lio.
─ Además, quería hablar contigo. ─ El tono serio en que lo dijo el mayor causó un ambiente frio de repente, a pesar de que afuera estuviera soleado y cálido.
─ ¿Qué sucede? ─ preguntó Misaki dudoso de la expresión de su amigo.
─ Es sobre Shin...─ siguió Naoki─ ¿Eres muy cercano a él?
─ No tanto...─ le dijo Misaki, casi no queriendo hacerlo ─ El hecho de que vivamos juntos no hace que seamos cercanos o muy amigos.
La incomodidad seguía en el ambiente.
─ Ya veo... Quería que me hicieras un favor.
─ ¿Qué sucede?
─ Bueno... ─ Llegaron a una luz de alto─ Tengo la ligera sospecha de que Shin podría estar interesado en mi... Sabes a lo que me refiero.
