«¿Siempre hay un roto para un descocido?»
Una mañana Tezuka Misaki recibe la visita inesperada de Norizaka Seiichirou, un viejo amigo de su padre, que le pide un favor muy especial: cuidar de su hijo mientras el viaja por trabajo a otra ciudad.
Misa...
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Shin estaba caminando, dando pasos lentos, dejando a la pareja de enfrente el suficiente espacio para no sentirse incomodo. Anna le seguía el paso de cerca, viendo en los cristales de las tiendas.
─ ¿Crees que se den cuenta si nos detenemos por completo?─ Le preguntó Anna en voz lo suficientemente baja.
─ Nah. ─Contestó con un ademan de la mano. Anna hizo una expresión teatral de indignación, con una mano en el pecho.
─ Pues yo creo que sí. ─Decía ella, muy segura. ─¿Qué tal si apostamos?
─ Si quieres perder tu dinero, está bien.
─ Yo confió en mi hermano. ─Seguía con tono muy seguro.
Se detuvieron súbitamente, dejando que Hanae y Yuuto siguieran caminando, estaban hablando solo entre ellos, haciéndose cariños, riéndose de lo que hablaba el otro, pero sin prestar atención a sus acompañantes.
El nuevo grupo de amigos de Shin le invitaron hace unos días a una visita al cine para ver una nueva película que estaba en cartelera por tiempo limitado, obviamente aceptó. A Masami también lo habían invitado, pero tenía que trabajar ese día, no pudo acompañarlos.
Durante la película, la atmosfera romántica entre Hanae y Yuuto fue creciendo, sin que Anna ni Shin pudieran hacer nada por evitarlo. Al momento en que salieron de la función, el mundo alrededor de la pareja se había desvanecido, parecía que solo habían ido ellos dos a una cita. Anna y Shin fueron rezagados.
Estuvieron caminando por algunos minutos desde el principio ya habían perdido de vista a sus otros amigos. Llegaron a la parte de los restaurantes en la plaza comercial. Buscaron algo que pudieran comer para relajarse un poco.
─ Creo que terminaste perdiendo. ─Se burlaba Shin, sentándose en la mesa que habían tomado.
─ Voy a asfixiar a Yuuto cuando este dormido.─ Indignada, le dio una mordida a la hamburguesa que se había comprado para comer.
─ Al menos me da gusto que se demuestren como se quieren. ─Shi tenía una orden de sushi para comer.
─ Seguramente tú haces lo mismo con tu novio, ¿no? Cuando están solos.
─ Si... Pero en público ya no. ─ Anna tenía lo veía con ánimos de preguntarle el por qué. Shin lo entendió. ─Antes no nos importaba mucho si nos besábamos o tomábamos de la mano en público, pero una vez, unos señores nos comenzaron a mirar extraño mientras estábamos en el auto...
Anna se quedó callada unos momentos. No sabía cómo responder.
─ Lo siento tanto...
─ No pasa nada. De alguna manera, me sorprende que no nos haya pasado antes. ─ Le dio un sorbo al jugo de uva que había comprado. ─Cuando fui a conocer a la familia de Misaki, y también conocí a su exnovio, me dijeron que muchas veces les paso algo muy similar.
