Capítulo Tres

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Does she know that we bleed the same?

Don't wanna cry but I break that way (Where's My Love - SYML)

Julio

Pasó un mes así. Cada mañana iba a ese parque y pasaba con él toda la mañana. Después, tocaba regresar a casa. Y entonces, todo volvía a la normalidad.

Papá borracho, papá gritándome, papá enfadado... pero al menos, sabía que al día siguiente volvería a verlo.

Y lo gris se tornaría de un verde casi miel con sabor a menta.

Al menos, tenía algo por lo que salir adelante. Y ese era él. Mi primer amigo.

Nunca había tenido ni un solo amigo o ni una sola amiga. Supongo que, cuando se enteraban de lo que había detrás todos huían.

Porque nadie quiere aguantar a alguien como yo.

Nadie menos él.

Además, sufría de ansiedad social. Desconfiaba de todo el mundo por miedo a que la historia que tenía en casa se pudiera repetir en la calle.

Escuchaba todo tipo de música, sobre todo música antigua. Amaba el olor a café y pasear por las mañanas. Su color favorito era el blanco y su animal el tigre. Piscis.

Todo eso era lo que había podido saber sobre él en un mes.

—Creo que el mejor lugar para enterrar a alguien es en un cementerio. Ahí, si la policía busca el cuerpo, encontrará miles de cuerpos diferentes.

—Me das miedo, Ian.

—Tiene sentido, les sería casi imposible encontrarlo.

—Hablas de cosas que no deberían decirse en voz alta.

—Bueno, un poco sí.

Estaba sentada como un indio, frente a él en el banco. Ian tenía una bolsa de palomitas con kétchup que devoraba.

Alargué mi mano para robarle unas cuantas, llevándome una mirada asesina de su parte.

¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que conocéis a alguien de toda la vida y realmente sois prácticamente desconocidos? Porque a Ian y a mí nos ocurría eso. Nuestra relación había avanzado muchísimo en tan solo un mes, aunque puede sonar raro o incluso imposible.

—¿Puedes creer que llevamos todo un mes viéndonos y aún no sé tú edad? —dije, casi sorprendida.

—Esas son cosas de las que hablan los adultos. Números. Qué vas a estudiar, a qué te dedicas, qué edad tienes... temas de conversación aburridos, ¿no crees? Quiero seguir disfrutando un poco de esto, de poder hablar de cualquier cosa sin importar nada, sin que me importe que una señora con su perrito escuche que mi animal favorito es el hipogrifo volador de Harry Potter.

—¿Te hace sentir mayor hablar de temas que normalmente son los principales?

—No, lo que digo es que me interesa más saber cuál es el teletubbie favorito de la persona con la que esté hablando que su edad o su apellido, por ejemplo. Porque ni su edad ni su apellido lo definen, sin embargo, si se come los bordes de las pizzas o no, sí.

—Tienes toda la razón en realidad.

Yo no había hablado con mucha gente. Pero la mayoría de las conversaciones que había mantenido constaban de saludos, preguntas básicas y despedidas. Solo eso, y era triste.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora