Capítulo Dieciocho

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Do you read my interview? Or do you skip my avenue? When you said you were passing through, was I even on your way? (Happier Than Ever, Billie Eilish)

Abril

Era dos de abril.

Me desperté como cualquier otro día.

Era viernes, por lo que no tenía clase.

Mi vida no había cambiado demasiado en cuatro meses más. Con la excepción de que ahora dormía. Dormía mucho. De un día para otro había cambiado ese hábito sin saber muy bien por qué.

Había pasado de no poder dormir más de cuatro horas diarias a dormir casi nueve horas cada día.

Y estaba orgullosa de eso, era uno de mis propósitos.

A decir verdad, estaba bien.Estaba muy bien.

Tenía una rutina, hacía ejercicio, leía, salía con amigos, sacaba buenas notas y llevaba una vida más o menos normal.

Al final, me levanté. No me quedó otra opción que hacerlo.

Había visto a Amelia una vez más, de casualidad a la salida de su colegio, un día que daba un paseo por la zona.

Tenía dinero suficiente, pero aun así buscaba un trabajo. Para ahorrar algo.

Para mi ese día no era especial o algo así.

No sabía por qué debía celebrar el día que salí del útero de mi madre sin pedirlo.

Salí de casa para hacer unas compras.

Bri había insistido en celebrarlo esa noche. Y me encargó comprar gorritos y cosas que suelen usarse en los cumpleaños.

No me hacía especial ilusión, pero me vendría bien salir un poco.

Compré gorritos rosas con topos blancos y una de esas bandas de cumpleañera.

No compré nada más. Solo seríamos nosotros tres, no había mucho más que comprar.

Volví a casa, comí un sándwich para almorzar y me senté en el sofá con una pila de apuntes a mi alrededor y un café con hielo.

Tenía exámenes finales en un mes.

Poco después, el timbre sonó y me levanté a abrir.

Era mi abuela.

—¡Feliz cumpleaños, cariño!

Dejó unos mil besos contados por toda mi cara.

—Gracias.

—Toma, para que te compres algo. — dijo pasándome unos cuantos billetes.

—No es necesario abuela.

—Cállate. ¿No ves que es dinero? El dinero siempre se coge.

—¿Y si me lo ofrece un viejo pedófilo que quiere hacerme cosas malas?

—Bueno, entonces le pegas una patada en sus partes nobles y sales corriendo.

Sonreí y ella metió el dinero en el bolsillo de mis vaqueros.

La miré y rodé los ojos.

—Tengo que irme. Tengo clase de baile con Regina.

—Pásatelo bien. Y gracias.

Dejó un último beso en mi mejilla y desapareció por el pasillo bailando. Yo la observé desde el umbral de la puerta riendo.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora