A love like ours could never die as long as I have you near me. Bright are the stars that shine, dark is the sky. I know this love of mine will never die. (And I Love Her - The Beatles)
Ian me ayudaba a meter mi maleta en el maletero del taxi. La había comprado el día anterior, junto a varios conjuntos de verano y bañadores. Bri me había acompañado a comprar mientras Ian y Oliver se quedaban en casa del último viendo una película.
Había estado en casa de los mellizos varias veces. Vivían solos en un piso algo alejado del mío, pero estaba cerca de la universidad, así que los visitaba de vez en cuando.
Ian llevaba una mochila a parte de su maleta, que ya estaba guardada. Me había dicho que llevaba comida y algo para mí, que no me daría hasta llegar al avión.
Cerró el maletero y ambos nos sentamos en la parte trasera del coche.
—Al aeropuerto, por favor. —dijo Ian con un deje de emoción en su voz.
Yo lo miraba, llena de ilusión. Nunca había salido de la ciudad y mucho menos del país.
—¿Y a dónde vais? —preguntó el conductor, con voz de recién levantado.
Normal, eran las ocho de la mañana.
—No sabemos aún. Es una sorpresa. —Dije.
—Nos dirán en el avión, o directamente nos enteraremos cuando lleguemos.
—Sin planear, me gusta.
Tardamos una media hora en atravesar toda la ciudad hasta llegar al aeropuerto. El trayecto fue bastante silencioso. Al llegar, solo nos despedimos y sacamos nuestras maletas.
Había varias personas en el aeropuerto, pero no demasiadas como para agobiarme.
—Bien, tenemos que encontrar a esos dos.
—O podríamos irnos solos.
—Ian, ni siquiera tenemos los billetes.
—Pues nos colamos en el avión. Soy especialista en colarme en sitios, ya sabes. En el cine, en tu corazón...
Rodé los ojos con una sonrisa.
—¿Ves? No lo niegas.
—Estoy demasiado emocionada como para llevarte la contraria.
—Como digas. Mira, están ahí. —Ian señaló unos asientos frente a un McDonald 's. Bri miraba hacia las escaleras mecánicas mientras Oliver dormía en su hombro a la vez que bebía un batido de oreo.
Nos acercamos y Bri sonrió.
—Buenos días. No sé qué me apetece más, coger el vuelo o subir y bajar por esas escaleras mecánicas durante todo el día. Me llevan tentando desde que llegamos, pero Oliver se durmió en mi hombro.
—Creo que mejor cogemos ese vuelo. —Dije, yendo hacia Oliver para despertarlo. Me agaché y le robé el batido, haciendo que se despertara dando un respingo. —Buenos días, dormilón.
—Mi batido, Hera. —me quitó el batido y volvió a meterse la pajita en la boca, absorbiendo con fuerza.
—Hera y sus originales formas de despertar a la gente. —Habló Ian.
—Mejor no hablemos de las tuyas, Ian. —Lo miré con una ceja enarcada.
—Perdona, pero si no fuera por mis formas de despertarte, ninguno de nosotros estaría aquí ahora mismo.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdo
Teen Fiction¿Acaso se puede vivir sin recuerdos? Hera creía que sí. De hecho llevaba viviendo así toda su vida. Hasta que él llegó. Desde el primer momento supo que algo cambiaría. Que crearían recuerdos juntos. Que alguien por fin la sacaría de ese agujero en...