Capítulo Catorce

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I don't want it and I don't want to want you but in my dreams I seem to be more honest and I must admit, you've been in quite a few (Halley's comet - Billie Eilish)

Sentí un pinchazo en el cuello y mis ojos se abrieron de inmediato.

Ian seguía descansando su cabeza sobre la mía y yo seguía sentada sobre él mientras me abrazaba.

La única diferencia era que los rayos de sol matutinos ya se colaban por la ventana.

Y que, seguramente, tenía una nueva contractura por la postura en la que había dormido.

Aspiré el aroma de Ian, que seguía oliendo a alcohol.

Con cuidado, me separé de él y lo coloqué en el sofá, para que estuviera más cómodo. Por alguna extraña razón, hacía frio. En agosto. Cuando la noche anterior había hecho un calor increíble.

En fin, cambio climático. O brisa mañanera. O las dos cosas.

Cogí una manta y se la eché por encima.

Debo admitir que me quedé un rato observando como dormía.

No podía dejar de pensar en sus palabras de la noche anterior.

Estaba confusa. Muy confusa.

Aunque seguía durmiendo, pude ver como la zona de sus ojos y nariz seguía roja.

Me di una ducha y me puse una sudadera cualquiera con unos pantalones de chándal cortos.

Dejé la camiseta de Ian en el brazo del sofá que no estaba ocupado por la cabeza de Ian.

Preparé huevos fritos y le llevé uno a Ian, que para mi sorpresa acababa de despertar.

—Dios, me arde el cerebro. —dijo llevándose las manos a las sienes y cerró los ojos con fuerza.

—Si no te hubieras emborrachado, no querrías morirte ahora.

—Oh, yo quiero morirme siempre.

Bromeó, ¿verdad?

—Te he preparado un huevo. Es bueno para la resaca. O eso creo.

Me llevé un trozo a la boca mientras él se incorporaba en el sofá con expresión de dolor.

—¿El cuello?

—La vida.

—Ian...

—¿Qué? Es verdad. Me duele todo ahora mismo.

—Solo no bromees con eso.

—La boda es en unos días. Vendrás, ¿verdad?

—De hecho, ya tengo el vestido. —Le sonreí mientras él masticaba.

—Bien, yo iré en chándal.

— Si te soy sincera, a mí también me gustaría ir en chándal. Es más cómodo. Pero menos elegante, y es la primera vez que voy a una boda.

—¿Te hace ilusión?

—Sí. Siento que será cómo... muy emocionante. ¿Sabes? Mi sueño de pequeña era llevar uno de esos vestidos blancos y enormes.

Ian me miraba con una sonrisa.

—A mí me parece ridículo. Reunir a un montón de gente en un lugar solo para que se besuqueen y digan cosas cursis. Y lo peor es que todo el tiempo hay alguien preguntando. Todos esos primos que no ves desde hace años, pero igualmente te preguntan cómo estás. Cómo si realmente les interesara mi estúpida existencia.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora