Capítulo Diecisiete

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All I want is nothing more to hear you knocking at my door 'Cause if I could see your face once more I could die a happy man, I'm sure. But if you loved me, why'd you leave me? Take my body (All I Want - Kodaline)

Cuando desperté tenía demasiada gente a mi alrededor.

Bri, Oliver, mi abuela, incluso Gloria, la madre de Ian.

Pero él no estaba.

—¿Ian? —Pregunté, desorientada. Lo único que recordaba era el rostro preocupado de Ian y la calidez de sus brazos.

No sentía el brazo, supuse que estaría en el hospital.

—Cielo, Ian ya se ha marchado. —Dijo Gloria. Parecía destrozada. Cómo si le acabaran de dar la peor noticia de su vida. Eso me extrañó, ya que por lo que recordaba la boda de su hija era ese mismo día.

—¿No va a venir? Dijo que me recogería para ir a la boda. Tengo que ir, tengo que acompañar a Ian. ¿Podéis llevarme?

Todas bajaron la mirada al suelo. Oliver era el único que seguía mirándome con una sonrisa algo triste.

—Cariño, la boda fue hace tres días.

Creo que fue mi abuela la que dijo eso último. Entonces presté más atención al momento. Me miré a mí. Tenía el hombro vendado. Miré a los demás. Todos parecían llevar ahí horas.

—El médico vendrá a revisarte ahora. Si estás bien, Oliver y yo iremos contigo a casa y pasaremos ahí unos días.

Yo asentí con la mirada perdida. Quería a Ian ahí.

Después de muchas preguntas, salieron de la habitación dejándome sola con mis pensamientos.

El médico entró poco después, hizo más preguntas, me examinó y me dio el alta en pocos minutos.

Me alegró oír eso. Al menos, podría volver a casa.

Bri entró para ayudarme a vestirme.

—¿Estás segura de que todo va bien?

—Bueno, me han metido una bala en el hombro, pero además de eso todo está bien.

—Es que no entiendo por qué a ti. Podría haberle dado a él. No me gustaría la idea, pero él se la merecería más que tú.

—No digas eso. Pasó así y ya. Lo importante es que él está bien y yo también. ¿Puedes decirle que se pase por casa? Quiero comprobar que no haya hecho ninguna tontería.

—Ian no está en la ciudad. Se fue de viaje unos días.

Bri me colocó la camiseta. Me sentía ridícula.

—Bien, pues lo llamaré. ¿Me pasas mi móvil?

—Hera, basta. No insistas más. Ian ha hecho lo que debió hacer hace mucho tiempo. Se ha alejado y no va a volver a acercarse a ti. Quizás ahora te lo tomes mal, pero lo agradecerás en unos años. Todo estará bien.

Escuchar eso fue como si me hubieran vuelto a disparar. Era imposible que Ian se hubiera marchado en esta situación. Dejarme así no parecía algo que él hiciera por su cuenta. Luego caí en la culpabilidad que debía sentir innecesariamente.

El creería que yo lo odiaba por ese estúpido disparo cuando él ni siquiera había tenido nada que ver.

Pero no hice nada.

Guardé los pedazos rotos de mi corazón y la presión en el pecho y acepté su decisión.

Miré a cualquier otro lado que no fuera Bri y entonces lo vi sobre la mesita auxiliar.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora