Extra: Los gemelos

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-Amor ¿no crees que ya es hora de que pensemos en el nombre de nuestros bebés? - Cuestionó Mew mientras acariciaba mi vientre de casi ocho meses.

Por supuesto que ya era hora de que pensáramos en el nombre de nuestros hijos, falta menos de dos meses para que dé a luz y ni siquiera sé como los llamaré cuando nazcan. Pero siendo sincero es muy difícil pensar en un nombre cuando la tía Maryoree y mi madre están constantemente encima de mí y peleando entre ellas. Ni siquiera puedo oír mis propios pensamientos cuando ellas están cerca.

-Mew sé que debemos elegir los nombres, pero hoy ya es muy tarde y estoy cansado de tratar con tu tía y mi madre durante el día. - Mew sonrió y se acercó a mi para depositar en mis labios un casto beso. Sonreí mientras manteníamos la unión y separándose volvió a acostarse sobre la cama.

Aprecio que ya quiera elegir lo nombres, pero ya son las diez de la noche y solo quiero dormir. Sino fuera porque estos gemelos no se están quietos hasta que Mew les canta y acaricia, yo hace mucho que hubiera entrado al reino de los sueños.

-Sé que es tarde, descansemos. Mañana es domingo y podemos hablar del tema con tranquilidad. - Asentí y Mew se dispuso a dormir mientras me estrechaba con fuerza entre sus brazos. Dormir entre sus brazos era tan cálido y reconfortante, me hacía estar tranquilo y pronto caí dormido con el calor de mi prometido.

A la mañana siguiente el dolor punzante del ataque de mis hijos mañaneros, me despertó sacándome un quejido fuerte de dolor. Mew se despertó alarmado y con ojos preocupados, me preguntó que sucedía.

Negué con la cabeza - No es nada, es que tus hijos parecen que están jugando a la pelota dentro de mí. Acaban de patearme.

Mew posó su mano sobre mi vientre y con una voz dulce habló: - Hijos dejen que su madre descanse, no le hagan daño al amor de mi vida ¿sí?

Mi corazón se estremece, cada vez que Mew habla con ese tono a nuestros hijos. Y por supuesto también me lleno de celos cuando veo como mis hijos solo le hacen caso a su padre.

-Mew creo que nuestros hijos ya eligieron quien es su padre favorito- dije haciendo un puchero, que elevó la comisura de los labios de Mew. Se acercó a mí y me dio otro beso casto, me quejé al sentir que se separaba de mí.

Odio la abstinencia.

-No creo que sea así, creo que los bebes reflejan todo el amor que tienes para mí. Tú se los trasmites.

Enarqué una ceja y con malicia pregunté- ¿Insinúas que te amo tanto que haría cualquier cosa que quieras?

Mew ladeo su cabeza - ¿No? - lo miré furioso y le di un golpe en el hombro derecho, regañándolo por acusarme de sumiso. Aunque la verdad es que si lo soy. Soy tan permisivo con él desde que lo conocí, que no puedo negar la realidad. Una sola palabra de Mew se vuelve una orden para mí.

En mi defensa no pueden culparme, Mew es tan ardiente, amable, cariñoso, y comprensivo que se me hace imposible negarme a él. Lo amo tanto que no puedo evitar desear estar con él las veinticuatro horas del día. El amor desmedido que tengo para él es tan grande, que quiero tenerlo entre mis brazos y que él me sostenga en su cálido cuerpo, que me mire y me bese. Quiero abrazarlo y hablar por largas horas, simplemente quiero estar con él sin importar qué; por lo que siempre termino haciendo las cosas que desea. Además, Mew me mima y consiente tanto que temo volverme dependiente de ese trato hacia mí.

Mew se acomodó en la cama, estrechándome entre sus brazos y depositando un beso en mi coronilla. Suspiré de satisfacción cuando mi hombre habló.

- ¿Y bien que nombre deberíamos darle a ese par de inquietos?

Lo pensé por un momento, pero la verdad es que jamás había pensado en darles un nombre. Nunca había tenido el deseo de tener hijos, algo que siempre enfadó a Arthit. Pero ahora que estoy embarazado y tengo a Mew de mi lado, pensar en los nombres me hace sentir cálido de cierta manera.

Felizmente ¿embarazado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora