El mundo ahora mismo estaba de cabeza para toda la familia Kim.
Aquel gran hogar donde solían vivir se encontraba en completo silencio debido a la ausencia de la única persona que se esforzaba por mantener la alegría en el lugar.
—¿Cómo pudiste hacerme esto, Jaehyun? —reclamó Taeyong entre lágrimas, golpeando repetidamente el pecho de su pareja hasta causarle algo de dolor.
No había pasado mucho tiempo desde la muerte de su pequeño hermano. Hace apenas un par de días, encontró el valor suficiente para leer la carta que él le había dejado. Sin embargo, en lugar de las palabras de despedida que esperaba, el papel estaba lleno de ira.
Realmente creyó que su hermanito se despediría de una manera pacífica y amorosa, como lo hacía en vida.
Ahora solo sentía miedo, un miedo profundo.
Todo a su alrededor parecía querer derrumbarse lentamente sobre él. John, a quien consideraba el amor de su vida, estaba ahora internado en un hospital psiquiátrico para poder monitorear mejor su salud mental y evitar que se lastimara o intentara quitarse la vida en un ataque. La muerte de Doyoung lo había afectado profundamente.
Taeyong no comprendía el nivel de hipocresía de John. Cuando estaban juntos, le decía que lo amaba, que era su adoración... ¿Entonces por qué la muerte de Doyoung lo había afectado tanto, hasta el punto de perder la noción de lo real? Fue John quien sugirió, en primer lugar, alejarse de Doyoung para que ambos pudieran ser felices lejos de él. Fue John quien se aprovechó de cualquier oportunidad para meterse entre sus piernas y, claro, también muy dentro de su corazón.
Mientras ambos se veían a escondidas, Doyoung lloraba por los rincones como una viuda. Taeyong creía que eso era lo que atormentaba la conciencia de John.
Pero él tenía todo el derecho de llorar la pérdida de su hermanito menor. Aún se sentía culpable por todo lo que había hecho a sus espaldas, se sentía sucio, como una basura asquerosa. Había perdido el amor de Doyoung por un rato de diversión con John, que eventualmente se convirtió en una atracción real hasta el punto en que ambos se necesitaban para seguir existiendo. Cuando quisieron detenerse, se dieron cuenta de que ya era demasiado tarde; habían firmado un contrato sin fecha de expiración.
Pero Taeyong también era egoísta, y por más que su corazón anhelara a John, también deseaba que Jaehyun se quedara a su lado. Todo porque Jaehyun era un buen novio, lo hacía sentir bien y esas tonterías cariñosas.
Ese chico alegre, con una sonrisa hermosa adornada con hoyuelos que le daban ganas de besar, era prácticamente perfecto. Se conocían desde pequeños gracias a Doyoung.
Lo recuerda perfectamente: ese día, su hermanito menor había decidido salir solo al parque frente a su hogar, ya que su madre se negaba a llevarlo y su padre aún estaba trabajando. Minutos después, regresó a casa con un nuevo amigo. Obviamente, Doyoung recibió el regaño de su vida por parte de su madre, ya que no debía llevarse a los niños del parque hasta su hogar como si nada.
—Pero mamá —se quejó Doyoung con los ojos llorosos después del regaño. —No tengo amigos y ahora encontré uno. ¿Puedo quedarmelo? —pidió mientras sostenía la mano de un niño gordito con cabello castaño.
Taeyong los había estado observando desde el sillón de la sala con su helado en manos, pensando internamente que el nuevo amigo de su hermano era un niño bastante bonito.
Pero ahora todo eso eran solo recuerdos, porque su hermano ya no estaba aquí para seguir haciendo amigos de formas extrañas.
—¿Qué hice ahora? —respondió Jaehyun, trayendo a Taeyong de vuelta a la realidad.
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Kim DongYoung's Revenge
FanfictionKim DongYoung se había suicidado con apenas dieciocho años de edad, dejando con ello un inmenso dolor para quienes lo conocían... o eso parecía. Sin embargo, las cosas se tornaron extrañas y era hora de afrontar las consecuencias. 🦋 N/A: Bienvenid...