22 de enero del año 2020.
Doyoung llegó con muchos ánimos a la casa de Donghyuck. Había sido un día un tanto ajetreado y no comenzó con el pie derecho, sin embargo, cuidar de esos dos niños revoltosos siempre le subía el ánimo. Los adoraba con todo su corazón, incluso si ambos tenían conductas un poco de niños malcriados por tener fácil acceso a lo que desearan.
Que va, eran adolescentes, obviamente tendrían conductas extrañas. No les iba a juzgar por ello.
Pero, cuando entró al hogar de los Lee, una fuerte ola de mal ambiente golpeó su cuerpo por completo. Había algo extraño dentro de ese lugar, lo supo cuando comenzó a caminar y escuchó al fondo las voces del señor Lee y lo padres de Mark discutiendo sobre asuntos que no alcanzaba a descifrar.
Escuchó su nombre. Eso no era bueno.
Ojalá haber hecho caso a las palabras de Mark, el chico le pidió varias veces que no fuese el día de hoy a cuidarlos, que no era necesario estar todo el tiempo a su alrededor y que en lugar de eso debía de aprovecharlo para pasear con su novio.
Como si John quisiera invitarlo a salir.
—Buenas tardes, señores Lee —habló Doyoung cuando llegó a la sala principal, dándole una sonrisa a los adultos. —Ya estoy aquí así que pueden seguir con sus asuntos.
Lo siguiente que sintió fueron las manos del señor Lee sosteniendo sus brazos con fuerza. Se quedó tan asombrado por la repentina acción que, cuando se dio cuenta, ya se encontraba en el suelo con un terrible dolor en su espalda.
Justo lo golpeaban en la zona que más le había estado doliendo últimamente.
—¿Cómo te atreves a venir si quiera a saludarme después de lo que me hiciste? ¡Eres un maldito ladrón! —gritó el señor Lee con enojo para después tomar al adolescente de la sudadera, obligándolo a levantarse. —¡Te confiamos a nuestros hijos! ¿y de esta manera nos estás pagando, Kim?
¿Ladrón?
El no tenía porque estar haciendo esas cosas, ni siquiera se atrevería a tomar un dólar que no fuese suyo.
—Señor Lee, no entiendo —habló Doyoung con miedo, bajando la mirada ante la amenaza de golpe por parte del mayor. —No se de qué me está hablando, ¿podría soltarme? Me está lastimando mucho.
Quería llorar, pero no por los golpes, más que nada por la vergüenza de ser tratado así frente a otras personas que no hacían el mínimo esfuerzo por defenderlo.
—Le robaste a mi padre el dinero que tiene ahorrado en su oficina —atacó Donghyuck, logrando hacer que Doyoung levantase la mirada, ya que no sabía en qué momento se habían aparecido los adolescentes. —Nosotros somos testigos de todo, ¿o no, Mark?
La forma en la que Donghyuck apretó con fuerza el brazo de Mark fue una clara indicación de que ambos iban a mentir y que, bueno, uno de ellos estaba siendo obligado a hacerlo.
—Yo... Bueno...
—El te vió —habló la madre de Mark, lanzándole una mirada de regaño a su propio hijo el cual, al no tener remedio, tuvo que asentir con un nudo en su garganta para complacer a los adultos. —¿Ven? Lo vió.
Una gran discusión comenzó a formarse alrededor de Doyoung. Se encontraba muy confundido con respecto al crimen que le adjudicaron, también se sentía nervioso puesto que el padre de Donghyuck era abogado y fácilmente podría llevarlo a la cárcel sin pruebas.
—¿Qué? —fue lo único que Doyoung pudo decir después de haber estado escuchando tanto alboroto. Era muy tonto que lo acusaran de hacer algo de ese tipo cuando su familia también se encontraba podrida en dinero, no tendría sentido. —Señor Lee, usted me ha conocido durante muchos años, también conoce a mi madre y a mí familia entera... ¿De verdad piensa que yo seré capaz de hacerle algo de ese tipo? Eso sería caer muy bajo. Robarle a tus jefes es lo más cínico que podrías hacer.
Tal vez no debió hacer ese último comentario.
—Mi hijo te vió y el dinero no se encuentra en el lugar donde lo dejé, no necesito pruebas contundentes para creerle a mi propio hijo.
Claro, lo que todo padre haría.
Ojalá tener al suyo para que lo defendiera de las cosas malas y le creyera en todo lo que comentara.
Porque la forma en la que los adultos lo observaban le hacía sentir como si fuese un criminal horrible que asesinó a sus hijos, cuando en realidad solamente les estaba ayudando a cuidarlos para que ellos pudiesen ir a sus clubs de renombre.
—Mark —habló Doyoung con sus ojos llorosos y la voz entrecortada. —Mark, diles que no es cierto.
Era su única esperanza, no podían echarlo de su trabajo porque realmente lo necesitaba para sentir que servía para algo, le dolía escuchar a su madre diciendo todo el tiempo que era un mantenido y que nunca hacía nada en casa.
Necesitaba una manera de salir de su hogar, un buen pretexto.
Sin embargo, Mark no dijo ni una sola palabra debido a los fuertes pellizcos que le brindaban Donghyuck y su madre, obligándolo a permanecer en silencio y con la mirada baja.
Tal vez porque si sabían que Mark abría la boca, todo su plan se caía.
—Escucha, Kim DongYoung, yo no le diré nada a las autoridades pero esto no es por ti, si no por el enorme cariño que le tengo a tu madre —el señor Lee volvió a tomar al pelinegro del brazo solo para caminar junto a el hasta la salida de su gran hogar. —Tu actitud me ha decepcionado por completo, yo creí que eras un niño muy bien educado y correcto. Que vergüenza me daría saber que mi hijo es un ladrón, quiero ahorrarle eso a alguien tan respetable como tu madre, así que ni una sola palabra de esto a nadie. Ahora vete de aquí en silencio, que estás despedido. No vuelvas nunca.
Se sintió más inútil que de costumbre.
No pudo defenderse y dejó que las personas lo maltrataran solo porque eran adultos y siempre tenían la razón en todo.
Cuando regresó a su hogar ni siquiera se detuvo a saludar a su madre, simplemente corrió hasta la habitación para cerrar con llave y poder llorar en paz por lo mal que se estaba sintiendo. Y como de costumbre, llamó a su novio pero este no atendió el teléfono, solo le envío un mensaje de disculpas, diciéndole que se encontraba en medio de una práctica para su proyecto escolar y que no le iba a ser posible atender hasta el día siguiente.
¿Por qué todos lo trataban como un tonto?
Ahora era peor, el rumor se extendería por todas las casas de esa gente podrida en dinero. Ya no podría cuidar más niños porque los señores Lee se iban a encargar de que no lo volviesen a contratar.
Tuvo una crisis seguida de otra. Sus manos no dejaban de temblar y ese dolor agudo en su pecho permanecía constantemente, haciéndolo llorar.
Esa tarde observó el cajón de su mueble, anteriormente lo había dejado abierto. Con cautela se acercó solo para tomar la bufanda verde que su hermano le había regalado en uno de sus cumpleaños, estaba por encima de su ropa porque adoraba colocársela, se sentía bonito con ella.
Pero cuando esa idea pasó por su mente, la dejó caer de inmediato.
Aún no, aún le quedaba su novio.
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Kim DongYoung's Revenge
FanfictionKim DongYoung se había suicidado con apenas dieciocho años de edad, dejando con ello un inmenso dolor para quienes lo conocían... o eso parecía. Sin embargo, las cosas se tornaron extrañas y era hora de afrontar las consecuencias. 🦋 N/A: Bienvenid...