∆Capítulo Dieciocho∆

290 54 29
                                    

Me desperté sobresaltada; con las mejillas llenas de lágrimas, el sudor recorriendo mi espina dorsal, los latidos desbocados de mi corazón. Subí la mano hacía mi pecho y la deje ahí, sintiendo como poco a poco los latidos disminuían y mi pecho dejaba de agitarse.

Pasé ambas manos por mi rostro, secando cualquier lágrima fría y descanse los dedos en mi cabello, respirando varias veces para que las lágrimas no volvieran a aparecer.

¡Huye!
¡Están en peligro!

Las palabras se repetían una y otra vez en mi mente. Como dagas enviadas directamente hacía mi cerebro, una tras otra.

Suspire y me recosté de nuevo en la cama cerrando con fuerza mis ojos. Las imágenes volvían a aparecer, imposibles de ser borradas.

Sangre. Frío. Mamá. Papá.
Sangre. Frío. Mamá. Papá.
Sangre. Frío. Mamá. Papá.

Repetí como si de un trance se tratara.

La vida es una completa prueba extremadamente difícil de poder superar; con altas, bajas, tropiezos, caídas, desgastes, lágrimas, dolor, risas, alegría, amor, un sin fin de emociones arremolinadas en un pequeño frasco que suele ser destapado cuando algo que no esperabas logra azotar y estremecer tus muros. En algunos momentos quieres rendirte, tirar la toalla, dejar de sufrir, porque la prueba que tienes al frente es tan grande que sientes que es imposible de superar; con circunstancias adversas que logran robar tu fe o esperanza, quitarte el ánimo y arrebatarte la felicidad. La vida no es fácil, nada en este mundo lo es; pero siempre habrá un pequeño rincón en tu interior que aún no ha sido tocado, un rincón donde la oscuridad no ha llegado, donde el dolor y el sufrimiento no han podido penetrar, es un espacio muy reducido pero que existe latente muy en lo profundo de nuestro ser. Y es ese pequeño lugar que sigue manteniéndonos firmes, con ganas de seguir luchando; aún cuando el mundo entero se nos viene encima, aún cuando parece que no hay salida. Ese pequeño rincón de luz y esperanza es lo que nos hace nunca perder la fe y lo que hace que intentemos buscarle el sentido a nuestras vidas. Ese que no sabíamos que habíamos perdido años atrás. 

No se exactamente por qué razón estoy viendo la vida de otra manera, no se que ha sucedido las últimas semanas para que todo dentro de mi diera un giro de 180°, cambiando mi forma de pensar, de actuar y de sentir; como si la Lex asustada y temerosa estuviese reuniendo las fuerzas, el coraje y el valor que necesitaba desde hace años para poder afrontar perfectamente sus problemas y conflictos internos.

No negaré que sigo sintiendo miedo, angustia, desesperación y muchos sentimientos más oscuros dentro de mi, no negaré que sigo desconfiando, que sigo batallando con mi mente y mi cuerpo, pero ahora todo es como más fácil de sobrellevar, como si una carga pesada fuese quitada de mis hombros y ahora puedo respirar y caminar con más libertad; todavía siguen los demonios del pasado que me atormentan, todavía existen cosas que se han vuelto insuperables, pero más que nunca siento que son cosas que puedo lograr superar, con ayuda de las personas que están a mi alrededor, esas que han hecho de todo por verme feliz, es hora que intente tomar las riendas de mi vida y controle de una vez por todas mi pasado para poder seguir mi presente y afrontar mi futuro.

Estoy en peligro, Lea lo esta, quizás todos lo estemos, pero ya no puedo seguir ocultándome tras el miedo porque eso no me ha llevado a ninguna parte. El asesino está jugando conmigo y no dejaré que lo siga haciendo o todo empeorará, necesito buscar la manera de encontrarle un parado a todo este asunto y hacerle frente a esa persona que sigue haciendo que mi pasado no deje de atormentarme.

Necesito encontrar al asesino. Tengo que buscar una manera de hacerlo sin que él se entere. No puedo dejar que él se nos acerque más de lo que lo ha hecho hasta ahora y Lea resulte terriblemente herida.

Amarga Pesadilla (Libro I)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora