19 de Marzo 2018
Presente.
—¡¡¡Lex, Corre!!! —escuché el grito desgarrador de mamá e hice lo que me pidió. Corrí, seguí corriendo todo lo que mis piernas me permitían, no podía dejar que me atraparan, necesitaba encontrar ayuda y lo haría.
Entré por un callejón desolado, lleno de contenedores de basura, me escondí en medio de dos contenedores y contuve la respiración cuando oí pasos acercarse.
—¡Busquenla! —la voz del hombre hizo que miles de escalofríos recorrieran mi cuerpo.
Escuché unos pasos alejarse y respiré de alivio. Hasta que volví a oír la voz.
—¿Donde estas, rata de alcantarilla?— el sonido de los vidrios siendo pisados inundó el callejón, sus pasos sintiéndose cada vez más cerca de mi escondite.
Intenté esconderme más, intentando pasar desapercibida, no podía dejar que el me encontrara, necesitaba huir y rápido.
Mi corazón comenzó a latir tan fuerte que sentía que en cualquier momento el hombre podía escuchar claramente sus latidos desbocados. Vi su alta figura pasar y quedarse de pie justo al frente de mi escondite. Tapé mi boca y esperé. el hombre movió su rostro de un lado a otro haciendo notar el tatuaje de escorpión en su cuello.
Se dispuso a caminar justo cuando una rata pasó por mi lado tocando una de mis manos, instintivamente eché el brazo hacia atrás golpeando una botella de vidrio que sonó contra el suelo al caerse y dar vueltas.
Mis ojos se abrieron toralmente por el terror, recé para que el hombre no hubiera escuchado nada pero no fue así, se volteó de golpe y se acercó a paso decidido por mí, con la escasa luz que entraba en el callejón pude ver como se agachaba y sus ojos quedaban fijos en los mios. Su mirada era siniestra, perturbadora y oscura.
—¡Al fin te encontré! —una sonrisa de satisfacción se abrió paso en su perversa cara.
¡Era mi fin!
Sacó el arma que siempre cargaba encima y me apuntó con ella. Inmediatamente cerré mis ojos y sentí el peso de su mirada y del arma encima de mi.
Los volví a abrir y solo observé, si iba a morir no le daría el gusto de verme temblando por el miedo, bajé la mano de mi boca, y le hice frente esperando que el disparo llegara, y así fue.El disparo sonó en todo el callejón.
Me desperté sobresaltada por la pesadilla, era siempre lo mismo, una y otra vez. Yo intentando escapar, el grito desgarrador de mamá, el callejón, la rata, la botella, el asesino y su arma, luego el disparo. Y cada mañana, noche o madrugada me despertaba muerta del susto.
Todas las noches era igual, desde aquel día en que todo sucedió, desde ahí mis noches han sido una tortura, no poder dormir bien, y cuando lo haces solo tienes pesadillas horribles que solo hace que no quieras volver a cerrar los ojos jamás en tu vida.
Vivir con miedo a que en cualquier momento alguien con un tatuaje de escorpión pueda asesinarte a ti y a tu hermana menor como lo hizo con tus padres no es vivir, es morir lentamente cada día.
A veces me pregunto si en realidad estoy viviendo tranquilamente como lo haría una joven que solo piensa en estudiar y vivir la vida de manera alocada pero se con certeza que no es así, lo sé por las horas y horas de terapia a las que he sido sometida, las innumerables pastillas para dormir que tengo que tomar todas las noches o sino amanecere sin haber dormido siquiera una hora, los pequeños spray de pimienta que tengo guardado en mi bolso, la pequeña navaja de bolsillo que mi tía me regaló hace un par de años y que siempre cargo encima, nunca salgo sin ella, las prácticas de defensa personal que tomé cerca de casa, estar muy alerta en cada lugar por si algo sumamente raro ocurre a mi alrededor, ponerme nerviosa al oír el motor de un carro o una moto rugir fuertemente cerca de mi, tenerle miedo a los hombres altos, odiar ir a fiestas por el miedo de que en esos lugares alguien pueda atacarme, tener pocos amigos y ser nada sociable por haber perdido la confianza en las personas, por no querer socializar con nadie y luego salir herida o decepcionada, por tener miedo de abrirme hacía alguien y que al final esa persona solo quiera herirme, atacarme y asesinarme como lo hicieron con mis padres.
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Amarga Pesadilla (Libro I)✔️
Ficção AdolescenteEsa noche cambió mi vida. Vi a mis padres morir. No fui capaz de gritar, no fui capaz de pedir ayuda. Simplemente observé. Observé atentamente cada uno de los movimientos del asesino. Observé su arma. Su empuñadura. Observé el tatuaje de esco...