Gruesas gotas chocan contra el cristal de la ventana, el aire es frío y gélido, el cielo está visiblemente nublado, el día ha estado totalmente lluvioso, ir a clases en un día parcialmente nublado y lluvioso es desastroso, así que las últimas clases fueron suspendidas por precaución, Laswell es un lugar con cambios climáticos muy drásticos y la mayoría del tiempo en el que llueve las calles se inundan de agua, pantano y desperdicios de basura que salen de los alcantarillados, así que mientras afuera llueve a cántaros, adentro en la casa tenemos la calefacción encendida, mientras cuatro mujeres están sentadas en un gran sofá frente al televisor viendo películas de romance arropadas hasta el cuello con una enorme cobija de gatito, cuatro tazas llenas de chocolate en nuestras manos y una caja de pañuelo colocada entre Ivy y Lea, porque de las cuatros mujeres ellas dos son las más sentimentales aunque por fuera quieran parecer lo contrario.
Deben de ser no más de las cuatro de la tarde cuando decidimos ver la segunda película de romance que hace que mis entrañas se revuelvan y quiera vomitar los arcoiris que me trague solo de ver la primera película, esos romances tan cursis en esas películas me producen diabetes.
Ivy y Lea tienen los ojos rojos y la nariz respingona de tanto llorar por la primera película que vimos donde al final el protagonista muere, pasa al otro mundo dejando a su amada en esta tierra muy dolida y despechada, un clásico de esas películas de drama donde uno al final tiene que morir sino el final no sería realmente épico para muchos, aunque para mi ya era predecible, si es una película donde alguno de los personajes sufre depresión, baja autoestima y se droga o tiene alguna enfermedad incurable es muy propensa a que la película termine con un final trágico, porque sino realmente el drama no estaría incluido cuando al final todo pasa en cámara lenta con una música de fondo corta venas de esas que te hacen llorar y recordar tus momentos de tristeza que viviste en tu adolescencia cuando tu primer amor te rompió el corazón. Debo decir que el inicio de esas películas es bien para ser una introducción al romance pero luego cuando los protagonistas comienzan a crear su pequeña burbuja de amor es cuando empieza a darme diabetes y ganas de querer estamparle una silla al televisor o incluso a los protagonistas con tanta cursilería pero luego cuando el final es el tan esperado por mi, en el que uno de los dos muere o se vaya y la historia queda sin un felices para siempre es donde me siento feliz y plena.
Porque debemos ser realmente claros y sinceros que en la vida nada es color de rosa como a veces te lo quieren pintar en la televisión, por eso cuando una película termina como yo lo esperaba me alegro porque ahí es donde demuestran una pequeña parte de que en la vida cualquier cosa puede suceder y que tu primer amor no siempre será el único y el último, que el primer amor suele ser a veces hermoso pero también suele ser doloroso, y que no siempre habrá un felices para siempre como nos cuentas las historias de princesas, ni que todo en la vida puede ser mágico y perfecto, hay momentos en donde es trágico y sumamente imperfecto, con daños, efectos, errores y consecuencias incapaz de borrarse o de volver hacía el pasado y enmendar las cosas, porque siempre tendrás que vivir con lo que hiciste, viviste y experimentaste en el pasado para que esas experiencias puedan servirte en tu presente y futuro, porque así es la vida, de los errores se aprenden, tienes que sufrir y te tiene que doler para que puedas aprender, porque si no duele, si no sufres no habrá mayor arrepentimiento ni mayor ganas de querer que las cosas sean completamente distintas a como las vivistes, porque si no duele, no aprendes y entonces seguirás cometiendo los errores una y otra y otra vez, obteniendo los mismos resultados, las mismas consecuencias pero seguirás haciéndolo porque no a dolido y aún no has aprendido la lección que tienes que aprender en esta vida.
Y es así, algunas cosas en la vida duelen, amar duele, las amistades duelen, despedirse duele, alejarse duele; pero también hay cosas que te llenan de felicidad, ser amado te llena de felicidad, reencontrarte con seres queridos inunda tu corazón de alegría, conocer nuevas personas llena plenamente tu vida, pero para poder alcanzar esa felicidad en algún momento tendrás que pasar antes por el dolor, porque nada en esta vida es fácil o gratis, y la felicidad no la alcanzas solo por haber estado en tu cama acostado, respirando mientras solo mirabas al techo y veías que los días pasaban y tu solo estabas ahí, en tu dormitorio, desperdiciando tu vida, envidiando lo que los demás obtenían pero aún así tu no hacías nada para poder lograr obtener algo igual de bueno o incluso mejor, no, la felicidad no se obtiene así, la felicidad la obtenemos cuando en medio de nuestro dolor podemos ayudar a otros con nuestras experiencias, cuando en medio de nuestro sufrimiento llega alguien más a ayudarnos, a extendernos su mano y decirnos que no estamos solos, que si nos caemos ellos estarán para levantarnos, que si nos ahogamos ellos serán nuestro salvavidas, obtenemos la felicidad cuando en medio del dolor comprendemos y entendemos que la felicidad no se trata de algo material, de si cuanta ropa de marca tienes, de si ganas mucho dinero, de si vives mejor que tu vecino, de si tienes más lujo que la persona que tienes a tu lado, sino que se trata de las personas que tienes a tu alrededor, que en medio de tu sufrimiento te tienden una mano amiga, que en medio de tu dolor intentan sacarte una sonrisa de alegría.
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Amarga Pesadilla (Libro I)✔️
Teen FictionEsa noche cambió mi vida. Vi a mis padres morir. No fui capaz de gritar, no fui capaz de pedir ayuda. Simplemente observé. Observé atentamente cada uno de los movimientos del asesino. Observé su arma. Su empuñadura. Observé el tatuaje de esco...