∆Capítulo Trece∆

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*Ian Cox*

Las prácticas estaban dejándome agotado. Sin menos tiempo para hacer otras actividades. 

Cada año las cosas resultan ser agotadoras para quiénes participan en los juegos deportivos, pero este año en específico todo es aún mayor, ya sea por el hecho de que se incluyeron nuevas competencias o también por el hecho de que Billbord será la escuela anfitriona y todos los ojos de las demás instituciones están sobre ella.

Las expectativas están altas.
Los nervios a millón.
Y la tensión como una cuerda floja. 

Los días pasan con tanta rapidez; entre clases, prácticas y más prácticas que ni tiempo he tenido de ver a mi mariposita.

Las cosas con ella no han estado tan mal, pero tampoco del todo bien.

Desde el día en que encontró la nota en su casillero ha estado más vulnerable pero también más reacia a confiar en las personas, y aunque su trato hacia mi no ha cambiado mucho si ha estado un poco distante y menos afectiva.

He intentado buscar las mil y una manera de demostrarle que de verdad yo no fui quién colocó esa nota aquel día, pero no he encontrado ni una sola pista que me de con el paradero de ese imbécil que quiso jugar con sus emociones, y con esto de las prácticas mucho menos he podido investigar.

Mi cuerpo pide a gritos un descanso de tanto esfuerzo físico.

Las clases de natación han dejado mis brazos entumecidos y las prácticas de fútbol han dejado mis piernas adoloridas.

Tanto esfuerzo me cobrará factura.

Necesito un momento de relajación y extremo descanso sino el día de las competencias no podré dar el todo por el todo.

—¡Oye, bro! —meto la ropa sucia en mi morral y giro hacía la voz de mi amigo— Necesitamos planear lo de la salida. —dijo Thiago— Tiene que ser antes de los juegos o sino es muy probable que Lex cambie de parecer.

Asenti de acuerdo. Con tantas cosas que tenía en la cabeza había olvidado por completo la salida que teníamos con las chicas.

Juro que creí que mi mariposita iba a hacer todo lo posible por negarse y no dar su brazo a torcer pero mi mayor sorpresa fue cuando aceptó sin poner muchas trabas o peros. Eso increíblemente me sorprendió.

—Aún no tenemos siquiera el lugar al que ir. —les recordé a los dos.

Ambos me miraron dubitativos, podía comprender claramente que las pocas neuronas que les quedaban estaban trabajando al máximo para poder encontrar un lugar. 

Esto de salir los seis fue una idea que se le ocurrió a Max, debo decir que estuve renuente, sabía que Lex se negaría o resistiría y yo efectivamente no quería tener que ser el mal tercio en esa salida, pero luego de la aceptación de ella mis pensamientos cambiaron de rumbo.

—¡Ya se! —Max chasqueó sus dedos. Lo observé y pude imaginarme una bombilla encendida arriba de su cabeza— Hace como un mes llegó un pequeño parque de diversiones a las afueras del pueblo. Es remotamente cerca, así que no nos vendría mal ir hasta allá.

Me sorprendió el hecho de que el idiota de mi amigo por fin aportara algo bueno.

—No es mala idea. —Estuvo de acuerdo nuestro Jack Frost. 

Thiago siempre ha sido un chico realmente alocado, le gusta experimentar cosas nuevas con su cabello. Desde que lo conozco he visto los diferentes tipos de colores que se ha teñido; desde un verde alga hasta un amarillo pollito. Ahora el blanco formó a ser parte de sus colores favoritos, debo decir que de todos los inventos que se ha hecho, este sin duda alguna es el que más me ha gustado.
Parece como si de verdad el color fuera parte de él y no simplemente algo teñido.

Amarga Pesadilla (Libro I)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora