Una luz me cegó momentáneamente. Me sentí pérdida.
Subí mi mano hasta lo alto de mi cabeza e intenté tapar mis ojos para acostumbrarme.
Pasé de un cuarto con escasa luz a una noche envolvente con un foco de luz yendo directamente hacía mi dirección.Estuve aturdida por unos segundos, sin saber si dar un paso más.
¿Quiénes me rodeaban?
¿Conocía a alguien?
¿Estarían los chicos con ellos?Preguntas que no podía responder porque no podía ver absolutamente nada más allá de la luz, solo oscuridad alrededor.
—Lex Baker, necesitamos que avances poco a poco hasta nosotros. —dijo la misma voz de antes.
¿Era Dios?
¿En vez de estar saliendo de una cabaña estaba llegando al cielo?
Porque era así como se sentía, o bueno, al menos así lo creía.
—¿Quién eres? —mi curiosidad salió a flote.
—Mi nombre es Larry Cox, soy el jefe de policía.
Cox. Jefe de policía.
Supe de inmediato que era el padrastro de Ian. ¿Él también estaría aquí?
—Avanza con calma hacía nosotros, no tengas miedo. No te haremos daño.
No iba ni siquiera a dudarlo.
Ellos llegaron justo a tiempo e hicieron que Scorpion por fin se decidiera a darme libertad.Avancé a paso lento, sintiendo mis piernas debilitarse con cada paso. Las ramas crujían con mis pisadas; podía oír el canto de un búho a lo lejos y algunos murmullos de las personas que estaban a mi alrededor.
—¡Ahí! —rugió— ¡Detente!
Confundida lo hice. Me detuve a pocos pasos de la luz, podía ver más claramente la figura de varias personas pero seguía sin poder detallar sus rostros.
—Necesitamos que levantes las manos. —continuó hablando. ¿Qué levante las manos? ¿A caso soy una persona buscada por la ley?— Hazlo, Lex. —me animó a hacerlo con voz más dulce— Es solo por seguridad. Necesitamos ver que Scorpion no nos puso una trampa.
¿Trampa?
¿En serio?
¿Creían que sería tan tonta de dejar que Scorpion me usara como cebo?Levanté mis manos con calma, dudando de este protocolo absurdo. Oí pasos acercarse hasta mi y vislumbre la figura de alguien alto y musculoso. Caminó a paso decido y tuve que levantar mi vista al tenerlo de frente. Sus ojos me detallaron minuciosamente antes de disculparse con voz cálida. No entendí sus disculpas hasta que sus manos comenzaron a tocar los costados de mi cuerpo para luego viajar hacía mi parte trasera y tantear cada rincón en busca de ¿algún objeto letal? No lo sé.
—¡Lo siento! —volvió a disculparse. Por su voz supe que era el jefe de policía.
—¿No hay mujeres que puedan hacer este trabajo? —expresé molesta.
—Sí, las hay. Pero no podía arriesgar aún más a mi personal así que tuve que hacerlo yo. —su voz denotaba lo apenado que estaba. Aún así mi enfado no se fue. Me sentí completamente tonta cuando se acercó a “inspeccionar mi cuerpo”
Se sintió extraño y horrible tener que sentir unas nuevas manos masculinas tantear mi cuerpo pero no para resultados placenteros.
¡Dios! Ya estaba volviéndome demasiado vulnerable debido a todo lo acontecido.
Larry se alejó y me dejó de pie aún en medio del foco de luz. Me removí inquieta.
¿Ahora qué se supone que haría?
¿Tendría que esperar que se volviera a acercar o ya podía caminar hasta ellos? O peor aún, ¿tendría que quedarme de pie para demostrarles que una bomba no estallaría haciendo que mi cuerpo volara en mil pedazos junto con todo lo que tenía cerca?
ESTÁS LEYENDO
Amarga Pesadilla (Libro I)✔️
Genç KurguEsa noche cambió mi vida. Vi a mis padres morir. No fui capaz de gritar, no fui capaz de pedir ayuda. Simplemente observé. Observé atentamente cada uno de los movimientos del asesino. Observé su arma. Su empuñadura. Observé el tatuaje de esco...