∆Capítulo Veintiuno∆

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Cuando me desperté él ya no estaba.

El lado de la cama estaba vacío, me comencé a sentir tonta pero luego logré observar la nota en la mesita de noche.

“Perdón por irme sin avisar. Te veías tan tranquila durmiendo que no quise despertarte. Debo confesarte que anoche fue una de las mejores noches que he pasado en mi vida. Dormí como un tronco, y todo gracias a ti.
Nos vemos en el instituto. Cuento las horas para volver a vernos.
Con cariño, I.C.”

•••

—¡Vamos, Lea! ¡Tú puedes! ¡Eres mejor que ellos! —grité una y otra vez, con euforia y júbilo. 

Hoy era el último día de las competencias, durante todo el día se estarían disputando los juegos deportivos, así que no podía perderme de ver al equipo de natación competir contra las demás escuelas.

Lea estaba haciendo nados libres, era la última de su equipo y llevaba tan solo una mínima ventaja. No entendía como serían las evaluaciones ni como tomarían en cuenta los puntajes pero sí comprendía que ganar esta competencia nos sumaría más punto a la hora de decir los ganadores.

El silbato sonó cuando todos los nadadores lograron completar sus vueltas. Lastimosamente Lea llegó de segundo lugar. Pero eso no nos desalentaría.

Al parecer la mayoría de los juegos deportivos que se habían realizado durante el día Billbord los había ganado casi todos. Ahora la única competencia que faltaba era la final de fútbol, entre nuestro instituto y la escuela de la capital. Ese es el de la escuela de donde compite Iker. Siendo sincera he estado huyendole, sabia que él esperaba que yo viniera a verlo jugar pero entre todo lo que viví el día de ayer había olvidado por completo su juego, no quería tener que enfrentarlo y decirle que simplemente lo había olvidado.

Al menos hoy vería la final, apoyando a un equipo pero a la vez animando al otro solo porque hice un nuevo amigo del equipo contrario.

Bajé las gradas y fui a los vestidores en busca de Lea. Ella me iba a necesitar, se que estará triste y decepcionada consigo misma porque quedó de segundo lugar aún cuando llevaba una pequeña ventaja a su oponente. Lea a veces resulta ser demasiado dura consigo misma, todo le tiene que salir a la perfección y si eso no sucede se esfuerza el triple para que así sea y no descansa hasta que pueda lograrlo.

—¿Lea? —la llamé intentando ver por entre los cubículos.

—¡Aquí estoy! —su voz era ronca, me acerqué hasta el último cubículo y toque suavemente la puerta.

—Abre, soy yo. —oí como quitó el cerrojo para que un segundo después su cara apareciera detrás de la puerta.

Sus ojos estaban cristalizados, su rostro completamente rojo, tenía entre sus manos un par de toallas que usó cuando sorbió por la nariz. Su estado actual me hizo darme cuenta de que sí necesitaba a su hermana mayor.

Entré al pequeño baño y cerré la puerta detrás de mi, obligué a Lea a sentarse en la tapa del inodoro mientras me agachaba frente a ella para que pudiera verme mejor.

—No seas tan dura contigo, Lea. Lo hiciste bien.

Ella volvió a sorber mientras limpiaba con el dorso de su mano una lágrima rebelde.

—Claro que no, no lo hice bien. Perdimos y fue por mi culpa.

—No, no lo fue. —negué intentando poner mi rostro impasible y un tono de voz firme— Lo hiciste realmente bien para ser tu primer año como participante en un juego. Además llegar de segundo lugar no es perder.

—¡Claro que sí! —chilló, con indignación— Llegar de segundo es precisamente ser eso, un perdedor. 

No entendía porque las personas simplemente creían eso, que a juro se necesitaba llegar de primero porque sino serías un total perdedor. Pero no, ser segundo lugar también es de alegría, porque entre tantos lugares pudiste llegar de segundo y no quedar de fondo ni al último.

Amarga Pesadilla (Libro I)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora