XXXII

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Me armé de valor antes de comenzar a leer la primera página. Estaba a punto de entrar a los pensamientos de mi madre, no sabía qué tan profundos o reveladores serían, pero esperaba que al menos me dieran una pista de quién era ella, quién era mi padre y quién era yo.

«La verdad es que no se me da para nada esto de los diarios, pero mamá me lo ha dado para mi cumpleaños y supongo que escribiré de vez en cuando o lo que sea. En alguna cosa debía hacerla feliz. Sé que me ama, pero ella y yo somos tan opuestas que es difícil estar en la misma frecuencia la mayoría de las veces, razón por la que fui a la universidad a estudiar Filosofía en otro estado, y razón por la que hice todo lo posible por conseguir mi propio apartamento y no volver a casa con mamá y Diana. En fin. Ya veremos. Paz, quien quiera que esté leyendo esto. Me siento como Harry Potter escribiendo en el diario de Tom Riddle».

Guau. Ella encajó una variedad de cosas en un sólo párrafo. Por su forma apresurada de escribir, deduje que era una persona cuya cabeza generaba ideas sin parar y que le encantaba preguntarse acerca de todo, era lógico que la carrera que había elegido fuera Filosofía.

Después de eso, la fecha se saltaba a varios meses después y era un par de simples oraciones.

«He conocido a este chico, Anderson. Es lindo. Creo que me atrae y yo a él»

De acuerdo, segundo dato sobre mi madre: ella era pragmática, simple.

«Se logró. Anderson y yo estamos saliendo».

¿Lo ves? Pragmática. No se preocupaba demasiado en dar todos los detalles, simplemente lo anotaba como un recordatorio raápido o algo así, como si tuviera miedo de que aquella idea se esfumara de su mente antes de poder plasmarla en papel.

«Estoy jodida. Anderson me dejó luego de enterarse de que estaba embarazada. Maldito hijo de puta. Dijo que no estaba listo, que si yo quería tenerlo, bien por mí, que si necesitaba dinero, me lo daría, pero que no quería tener nada que ver con el bebé. Tendré que decirle a mamá y sé que no le va a gustar nada. Se va a poner feo».

Bien... así que ese tal Anderson era mi padre. ¿Pero qué era eso? Un nombre, un apellido, un apodo... podía ser cualquiera. Era todo lo que decía sobre él hasta el momento y no era para nada de ayuda si quería encontrar a mi padre; no obstante, después de leer eso de que él no quería tener nada que ver conmigo, me replanteé el querer verlo en persona.

«Es una niña... El doctor lo ha confirmado hoy. No va conmigo eso de que sea sorpresa saber si es niño o niña hasta que nazca, no tengo el dinero para las sorpresas. Si es una niña, entonces gastaré en cosas de niña, nada que se llegue a desperdiciar, cosa que no pasaría si yo esperara una niña y como la tonta que fui por querer tener una sorpresa, naciera un niño y entonces todas esas muñecas y diademas de flores que habría comprado no me servirían de nada. No, eso no iba a pasarme. El doctor confirmó que será una niña, y una niña va a ser. Todavía no tengo un nombre, pero lo haré, pronto. No importa si es un embarazo de alto riesgo, como el doctor lleva diciendo desde que fui a hacerme mi segunda ecografía. Esa bebé iba a nacer sana y perfecta».

Vaya... Ella sí que me quería, a pesar de que era un obstáculo en su vida, más que nada, ella daba un cacahuate por el hecho de que albergarme en su cuerpo estuviera poniendo su salud en riesgo.

Siendo sincera, luego de meses tan duros llenos de juicios y mentiras, saber que tenía una madre que realmente me había amado me reconfortó mucho más de lo que podría esperarse.

«Julia. Ese va a ser su nombre. Las mujeres más bellas lo tienen, es elegante, fuerte, adecuado, precioso... Julia King Monroe... Sí, me agrada».

De repente mi nombre me gustaba mucho más. Me pregunté cómo habría sido mi vida si mamá nunca hubiera muerto. A juzgar por lo que leía, no le hubiera molestado que me gustara vestir con colores brillantes, todo lo contrario; no le importaría mi peso por cuestiones estéticas, sino por cuestiones de salud; ella estaría feliz conmigo siendo una artista y jamás me habría echado a la calle al descubrir que había quedado embarazada de Marie. Parecía ridículo anhelar una vida que no era posible y que ni siquiera había existido, pero así era.

PISTAS DE QUIÉN SOY (Saga Pistas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora