28 de Febrero de 2019, Sacramento, California.
Salí del auto después de todo el viaje desde San Francisco. Johanna salió del suyo y comenzó a sacar cosas de su maletero. Marie desabrochó su cinturón y se unió conmigo en la calle, fuera de la casa de mi hermano. Antes habíamos hecho una parada en el supermercado para conseguir una que otra cosa para la fiesta de cumpleaños. Mientras recorríamos la tienda hubo un momento incómodo que se prolongó hasta que salimos de allí cuando el mismo anuncio que vi hace unos días en aquella gran marquesina, plagaba todo el lugar. Las botellas serían lanzadas oficialmente la semana que entra. Johanna también lo vio e intentó quitarle importancia al asunto, no logró evitar que me sintiera alicaída, más se me pasó una vez que estuve de vuelta en mi auto.
De cualquier forma, los flashbacks no cesaban. Lo veía a él, sentado en mi sala de juntas mientras elegía un diseño, mi diseño, de entre todos, recordaba el revoloteo que sentí en el estómago en ese momento; lo veía arrastrándome por una bodega, estallando de entusiasmo, sacando una de las botellas de la caja como un niño sosteniendo su helado favorito, después sentía su tacto y su aliento mientras me besaba; lo veía en mi oficina, sentado en la silla frente a mi escritorio arrebatándome la hoja con los diseños del nuevo logo de Joule's; lo veía usando esas gafas que lo volvían irresistible ante mis ojos; tenía la imagen clara de él en mi casa, en la playa, en medio de un incendio, en el hospital... En fin. Por lo menos nos desviamos para evitar tomar algún camino que nos llevara al terreno de mi casa incinerada o del edificio de Joule's.
Me forcé a mejorar mi humor. Era imperativo mostrarle a David que lo estaba haciendo bien por allá en San Francisco. Sería de mucha ayuda que Marie le contara lo bien que se estaba adaptando. Así se quitaría esos pendientes de la cabeza y disfrutaría de volverse un año más viejo.
Sabía que Johanna me observaba mientras tomaba aire y lo exhalaba, preparándome para mantener una gran sonrisa todo el día para mantener a mi hermano feliz; no intenté esconderlo, sin embargo. Ella no me delataría y apostaría mis calcetines a que lo comprendía.
Aunque ella no lo hablase en voz alta, era evidente que ocultaba algún aspecto sobre su relación con mi hermano. Claramente no lo hacía por miedo a incomodarme, prácticamente la hacía estado animando para tirársele encima al cumpleañero o para que me confesara que se sentían atraídos el uno por el otro y que estaban intentando algo..., pero al parecer las heridas de guerra de mi mejor amiga aún supuraban —algo comprensible, pues nadie saldría en una pieza después de ser abandonada y engañada el mismo día de tu boda— y las de mi hermano eran demasiado recientes, sin contar que él era demasiado orgulloso como para admitir que tenía sentimientos por alguien más allá de su propia familia.
Por un momento me pregunté si no me estaría inventando todo eso yo solita y de verdad no hubiera nada. Lo medité un momento mientras esperábamos a que David abriera la puerta. Se escuchaba música llegar desde el interior y había más coches aparcados aparte de los nuestros, indicando que sus amigos ya estarían poniendo ambiente a la fiesta. Se escuchó como alguien luchaba con la cerradura y o
posteriormente la manija plana bajó mientras la puerta se abría y mi hermano se dejaba ver. Me echó un vistazo y después miró detrás de mí, a Johanna... No podía estar equivocada. Hubo una conexión. Un resplandor corruscante destelló en su mirada. Él carraspeó.—¡Feliz cumpleaños, zoquete! —le dije.
Me fue imposible saltar a sus brazos porque llevaba unas charolas de pastelillos cortesía de Jo, mi bolso y una pequeña maleta con cosas para quedarme unos días. Le di una brillante sonrisa que, para mi sorpresa, apareció naturalmente. Al parecer subestimé lo mucho que lo echaba de menos.Tomó la charola de mis manos y la pasó a el hombre que reconocí como el detective Sam, después se inclinó por mi maleta, la cual sí que se quedó él y me hizo pasar al interior, Marie detrás de mí. Como tenía las manos libres, pensé en ayudar a mi amiga, pero cambié de opinión cuando los vi intercambiando un momento más íntimo de lo que debería ser recibir a un amigo en la puerta. Esta vez tenía vista en los ojos de Johanna, que replicaban el sentimiento que los de mi hermano comunicaban hace unos momentos y probablemente continuaban haciéndolo entonces, sólo que yo no podía verlo.
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PISTAS DE QUIÉN SOY (Saga Pistas #1)
RomanceSer una mujer de negocios y una madre soltera no puede ser sencillo. Es por eso que nadie sabe cómo es que Julia Blackburn consigue manejar su vida. La realidad es que los eventos negativos de su pasado la mantienen atada de manos en sus relaciones;...