– Con que quieres una historia, ¿eh? –me dijo– Déjame pensar.
Se quedó pensativo, con la mirada perdida en un pequeño malvavisco que flotaba errante en su taza de café. Este hombre, que quiso mantener el anonimato, contactó conmigo cuando vio mi anuncio y apenas dos días después nos reunimos en una cafetería del centro de la ciudad.
Me sentía muy nervioso, no tanto por estar con un desconocido sino por un aura extraña que le rodeaba y me ponía la piel de gallina. Ocultaba algo, algo oscuro, no cabía duda. Pero no quise meter mis narices donde no me llamaban, al fin y al cabo necesitaba una historia que publicar y él podía darme una.
– Tengo una historia, una anécdota, algo macabra... Pero una anécdota al fin y al cabo. –dijo después de dar un sonoro y desagradable sorbo a su café.
Le animé a que me la contase, un poco asustado pero muy intrigado. Y tras remolonear unos minutos, accedió.
«Esto ocurrió hace cinco años. Podría considerarse uno de los asesinatos más macabros de la historia. La noticia se extendió como la pólvora por todos los rincones del mundo debido a la popularidad de la víctima.
¿Lo has adivinado ya? ¿No?
Estoy hablando del señor Banks, el magnate multimillonario, fundador de grandes empresas multinacionales como Banks Industries o Heavenly. Querido por muchos y odiado por tantos otros. Alabado por sus generosas donaciones a diferentes instituciones y a la vez criticado por sus polémicas y de dudosa legalidad formas de generar riqueza.
Yo trabajaba para él, en sus oficinas, era algo así como su asesor. Ese día su hija, la que heredaría el imperio que había creado su padre, nos reunió a todos los trabajadores de la oficina en la sala de reuniones para darnos la trágica noticia.
El señor Banks había aparecido aquella mañana muerto en su despacho. Una auténtica matanza. Recibió veintitrés puñaladas por la espalda. Veintitrés, ni más, ni menos. Y el asesino disfrutó cada puñalada más que la anterior.
La gruesa capa de grasa de la espalda del señor Banks evitaron que recibiera un golpe mortal, sin embargo el dolor y la sangre perdida hicieron que se desmayara. Sin embargo, la motivación del asesino no hizo más que aumentar.
Guiado por su sed de sangre, abrió en canal al señor Banks para sacar toda la casquería de su cuerpo. Y el asesino se relamía con cada gota de sangre que le salpicaba cerca de la boca. Así se encontró el despacho esta mañana su hija cuando entró en el despacho: con el cadáver del señor Banks abierto como un libro, y sus vísceras estampadas contra las paredes. Excepto el corazón, el asesino sentía debilidad por esas pequeñas bolsas de sangre.
Tras esto, el asesino, en un arranque de creatividad, degolló al señor Banks y colgó su cabeza goteante encima de la chimenea del despacho. Y uno podría pensar: ¿qué ocurrió con la cabeza de alce que decoraba el despacho del señor Banks? He ahí la guinda del pastel. La cabeza de alce apareció cosida al cuerpo del difunto señor Banks. Una genialidad, ¿no crees?
Como te dije, a la mañana siguiente del asesinato la hija del señor Banks nos reunió a todos para anunciar que su padre, lamentablemente, había fallecido y que las oficinas cerrarían unos días para facilitar el trabajo de la policía. Los forenses ordenaron prohibir la entrada al despacho a cualquier persona ajena a la investigación. Lo cual me desilusionó porque quería ver cómo se veía la escena del crimen a la luz del día.
Una semana después volvió la actividad a la oficina, pero el despacho del señor Banks nunca se volvió a abrir. Creo que tampoco encontraron al asesino.»
– Vaya, –dije cuando acabó– qué lástima, lo siento por usted.
– No te preocupes, el señor Banks era un capullo de cuidado, le odiaba con todo mi alma. –se limpió con la servilleta al acabar el café, me dio dinero para pagar su café y se levantó– Su muerte fue un gran alivio para mí. Gracias por la charla, me has caído bien. Que pases un buen día.
Tras despedirse se fue aquel hombre misterioso, rodeado de malas vibraciones, al que por suerte o por desgracia no volví a ver nunca.

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Proyecto GHOST
HorrorViajar es uno de los placeres de esta vida, te ayuda a crecer como persona, te quita los prejuicios, te enseña a valorar las cosas y te permite aprender valiosas lecciones de otras culturas. Pero al igual que la Luna, viajar también tiene un lado os...