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La vista que tenía delante a través de la ventana de la camioneta sin edificios, vida citadina y muchas cosas que podían distraerte podía resultar aburrida para algunos, menos para ella; para ella aquello era algo bienvenido y apreciado.
Por primera vez en mucho tiempo, Athenea sentía que su vida iba en la dirección correcta y no podía arrepentirse del camino que tomaba.
Después de varias conversaciones acerca de cómo estaban llevando su vida en Paris, y los problemas que últimamente se les presentaron, ella su madre decidieron buscar un lugar tranquilo para vivir.
No fue difícil después de su mamá, Mina, consiguiera un trabajo como docente de historia del nivel primario. La suerte estuvo de su lado ya que encontró aquella oportunidad en un pueblo bastante tranquilo, casi aburrido, que era exactamente lo que buscaban.
Con eso resuelto lo demás por que hacer como cancelar el alquiler de su departamento, darle de baja en el instituto, sacar los pasaportes fue fácil de realizar; por lo que sin perder más tiempo y cuando tuvieron todo en orden hicieron las maletas para ir pueblo que les prometía un nuevo inicio.
Nuevo Agrigento. Ese era el nombre del pueblo al que se estaban mudando en el sur de Italia y Athenea creía firmemente que llegaría a amar debido a que tenía mucha influencia de una de las culturas más antiguas que ella más admiraba, Grecia.
—¿Estas emocionada? —preguntó Mina atrayendo su atención y Athenea sonrió.
—Estoy más que emocionada —le respondió con una tranquilidad interior que no había sentido en mucho tiempo.
Mucho menos después de que la prensa quisiera hacerla una muñeca de televisión.
—Me alegra eso, mi niña —le dijo su mamá mirándola brevemente y dándole una sonrisa— Este cambio nos hará bien —agregó y Athenea asintió.
Ambas tenían fe en que mudándose a Nuevo Agrigento dejarían su pasado atrás.
Su madre era originalmente de España, pero se mudó a París cuando una oferta de trabajo le surgió justo en el momento en el que su familia decidió darle la espalda por tener una hija sin un hombre al lado.
Algo malditamente oportuno.
Athenea recordaba cada momento de su vida en París, al menos desde que tenía uso de razón y había amado vivir en esa ciudad. Sin embargo, en ese momento quería escapar, sí, escapar, de allí y del ojo crítico de varias revistas que la querían en su portada y no porque tuviera el cuerpo de una modelo o algo similar, aunque era bien parecida, tenía el cabello castaño ondulado, con un tono de piel bronceado y ojos marrón claro. Pero no era por eso que la buscaban, no.
Las revistas la querían en su portada por la fama que podría traerle su inteligencia.
"La diosa de la sabiduría ha vuelto", había sido el primer título y mantra de la única revista que había podido escribir sobre ella gracias al instituto donde estudiaba.
Los traidores de los directivos, a pesar de saber que no quería entrevistas, firmaron un acuerdo en el que Athenea debía posar para una prestigiosa revista y responder a todas las preguntas que le hicieran, aunque algunas eran muy estúpidas.
¿Qué comes para mantener ese nivel de inteligencia? ¿Tus padres son súper dotados de inteligencia como tú? ¿Sufriste de mucha presión por parte de ellos al ser tan inteligente? ¿Qué se siente llevar el nombre de una diosa griega? ¿Considerar que eres la persona más inteligente del mundo? No pareces ser la típica nerd ¿Entonces tienes amigos?
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Athenea [Olímpicos mortales #1]
Fantasía"¿Qué pasaría si los dioses griegos se convirtieran en simples mortales?" Ante el continuo desvanecimiento de los dioses, los olímpicos deben tomar una decisión: convertirse en humanos o afrontar el fin de su existencia. Corriendo el riesgo de que...