(1/2)
***
—No me voy a escapar —dijo Athenea a Apolo de manera contundente.
El castaño la miró frustrado por su tercera negativa.
—Tienes que ir —insistió— Sé que debes hacerlo.
—¿Has tenido alguna otra profecía? —le preguntó Athenea y Apolo negó— Entonces no tengo por qué ir.
—No seas terca, Aty —se quejó— Por favor, ve —pidió con una determinación asombrante qu no entendía de donde venía la insistencia de Apolo para que ella fuera al valle de los templos si no había tenido una profecía.
—¿Qué no me estás diciendo, Apolo? —preguntó Athenea con desconfianza— ¿Qué es lo que no me estás contando?
Apolo miró más allá de Athenea en dirección a su hermana que estaba conversando con Hefesto en la entrada del salón.
—¿Artemisa sabe que hablamos de la profecía? —Apolo negó— ¿Entonces?
—Ella no sabe nada y no debe saber que te vamos a sacar de aquí.
OK. Apolo estaba convencido de irían.
—Apolo... —empezó a decir Athenea, pero el castaño la tomó de sus manos mirándola con desesperación.
—Por favor, ve —pidió.
Athenea sintió la desesperación del chico, pero dudaba que solo fuera por ella. Apolo estaba ocultando algo la pregunta era qué
—Está bien, iré —aceptó— ¿Cómo se supone que haremos esto? —preguntó.
No es que le entusiasmara hacerlo; sin embargo, y no es que tuviera muchas más opciones, el tiempo se le estaba agotando y aceptar la ayuda de otros aunque fuera extraño para ella era la mejor opción.
Otro punto era que desde que se había despertado recordó la voz de su sueño diciéndole que confiara en Apolo.
Claro, eso no le impedía luchar contra ello y sus instintos de orgullo a querer hacer todo sola aunque no le gustara.
«Muchas veces tienes que saber que batallas perder para ganar una guerra», se dijo Athenea.
—Hefesto vendrá por mi hermana al receso y la distraerá lo suficiente para que no esté pendiente de nosotros —le respondió Apolo.
—Un momento —Athenea pauso al castaño— ¿Tú vas a venir conmigo? —preguntó y el chico negó.
—No, Hermes y yo tenemos otra cosa que hacer.
Por supuesto que Hermes estaría involucrado e iría con Apolo
—Tú irás con Afrodita.
—¿Perdón? ¿Qué dijiste?
Athenea no podía creerlo.
—Afrodita es quien te va a llevar al valle de los templos —le respondió Apolo como si ella tuviera cinco años.
«Y un demonio».
—¿Cómo es que podemos confiar en Afrodita y no en tu hermana? —cuestionó.
—Porque Afrodita ayuda y no pregunta a diferencia de Artemisa que se negaría por el simple hecho de que no quiere que te ayude en nada de esto.
Athenea no estaba muy segura de la pelirroja ayudará por la buena voluntad de su corazón y estaba aún más segura de que pedir ayuda a la némesis de Artemisa no les hacía ganar puntos con la chica.
—¿Qué más? —preguntó.
Apolo se veía incómodo y supo que lo siguiente no sería algo bueno para ella.
ESTÁS LEYENDO
Athenea [Olímpicos mortales #1]
Fantasía"¿Qué pasaría si los dioses griegos se convirtieran en simples mortales?" Ante el continuo desvanecimiento de los dioses, los olímpicos deben tomar una decisión: convertirse en humanos o afrontar el fin de su existencia. Corriendo el riesgo de que...