Capítulo 11

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—¿Qué error cometiste?

Athenea no pudo evitar soltar la pregunta ante lo que la chica había dicho.

La pelirroja se quedó en silencio unos segundos debatiendo en si debía responderle o no, y gano la opción menos conveniente para la curiosidad de Athenea.

—Creo que debemos empezar a estudiar —señaló Afrodita con un tono suave, pero claramente desviando el tema.

Athenea no tuvo otra opción más y seguirla a su escritorio donde sacaron todos sus materiales para empezar la lección.

Afrodita demostró a Athenea ser una muy buena oyente y aprendiz. Entendía rápidamente lo que necesitaba y obedecía en cada consejo y corrección que le daba; sin embargo, Athenea no era tonta y en menos de media hora se había dado cuenta que Afrodita no necesitaba su ayuda para latín.

Athenea fingió no haberse dado cuenta de ello y siguió explicando los temas de latín a la pelirroja, esperando que, quizá, en algún momento se cansara de su actuación; sin embargo, eso no sucedió.

Afrodita mantuvo su papel por poco más de una hora. Momento en el cual se excusó diciendo que traería unas bebidas a ambas.

Athenea la vio salir de su recamara y se quedó pensando en los motivos del porqué Afrodita le diría a Hermes que necesita ayuda para latín cuando lo entendía en su mayoría, y lo que le faltaba aprender podría hacerlo por sí misma.

«Ella tiene motivos ocultos igual que tú», susurró su inconsciente justo cuando la pelirroja entrba a la habitación con dos vasos de limonada.

—Para ti —dijo extendiendo un vaso a Athenea.

—Gracias —respondió tomando el vaso.

Afrodita le sonrió antes de beber su limonada y sentarse en su sitio.

Athenea la miraba y por más que le daba vueltas no podía encontrar un motivo lo suficientemente fuerte para que pidiera ayuda con el latín.

—¿Por qué querías que alguien te enseñará latín? —le preguntó finalmente.

—Porque necesito ayuda —la mentira le salió tan fácil a la pelirroja que cualquier otra persona le hubiera creído.

—Hablemos claro, Afrodita. Es obvio que sabes del tema, entonces por qué pediste ayuda para que alguien te enseñará —cuestionó poniendo las cartas sobre la mesa.

Ambas estaban perdiendo tiempo bailando alrededor para obtener lo que querían.

—Yo no pedí que alguien me enseñará —le respondió la pelirroja resaltando el alguien— Yo le pedí a Hermes que fueras tú quien me enseñará.

—¿Por qué? —preguntó.

«Sabía que había algo más en la petición de Hermes», pensó mientras el ánimo cordial en la habitación iba desapareciendo.

—Hera quiere saber más de ti —admitió— Y yo soy buena obteniendo información — le dijo con calma.

«Yo soy mejor», pensó con una sonrisa; sin embargo, eso no quitaba su molestia de haber sido engañada.

—¿Y tú haces todo lo que Hera te pide? —le cuestionó a la pelirroja.

—No, pero digamos que le debo un favor y... — dijo antes de admitir— Y tengo mi propio interés personal para hacer esto.

Muy bien...

—¿Y que interés puede ser ese? —preguntó Athenea, aunque tenía la sospecha de saber cuál era.

Athenea [Olímpicos mortales #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora