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Maraton 2/5

Martina

Ya estábamos en el auto. Lourdes iba sentada al lado mío mientras yo manejaba.
Ninguna de las dos hablaba, pero por suerte, no había un silencio incómodo.

Cada vez que frenaba en algún semáforo, la miraba y sonreía al darme cuenta que ella también lo hacía.
Sentia algo raro cada vez que eso pasaba, era como si, no se, me pusiera nerviosa.

Cuando estuvimos enfrente del edificio, bajamos las mochilas y subimos por el ascensor.

- Que hermoso - dijo Lourdes entrando a el departamento.

- Si... - pase por su lado y entre, deje la mochila tirada en una esquina y me acerque a la heladera. - ¿Querés tomar algo? - pregunté.

- ¿Un té? - dijo Lourdes. Me reí.

Salí de la cocina y la vi sentada en el sillon - ¿En serio? - pregunté haciendo referencia a lo que me había pedido anteriormente. Asintio.
Volvi a donde estaba antes, preparé el té y después me senté en el sillon con la taza y una lata de cerveza en la mano.

- ¿No es muy temprano? - dijo mirando la lata que estaba sobre la mesa.

- Una traguito no le hace mal a nadie - Negó riendo y empezó a sacar las cosas de la mochila. - ¿Querés empezar ya? - pregunté confundida; hacer el trabajo no estaba adentro de mis planes. Ella asintió.

Colocó los papeles que nos entregó el profesor sobre la mesa. - ¿Querés hacer mitad y mitad?. - propuso.

- Hagamos todo juntas, más diver - dije tomando un trago de mi bebida. Lourdes asintió y empezó a sacar más papeles.
¿Había que hacer la Biblia de nuevo o que?.

- Bueno, a ver... - separó los papeles mientras balbuseaba algo completamente inaudible para mi. - Esto es así - se acercó más a mi y empezó a explicarme lo que tenía que hacer.

La distancia en la que estábamos impedía que pueda entender lo que estaba diciendo.
En vez de mirar la hoja, la miraba a ella; es hermosa. Cuando terminó de explicarme, levanto la mirada y la fijo en mi.

- ¿Entendiste? - preguntó y yo asenti - Bueno, hacelo... - dejo un libro y cuatro hojas frente a mi, la quede mirando.

¿Como te explico que no te preste atención a lo que decías?; pensé.

Lourdes al darse cuenta que no entendi ni un cuarto de lo que me había explicado, se río. - Esta bien... - agarro el libro y empezó a hojear las páginas. - Yo leo y vos completas.

- Yo prefiero dormir la siesta. - le dije recostandome hacía atrás.

- No, dale marti, hay que hacer esto, posta. - me dijo martí y me mori de ternura, sonó hermoso. - Si queres después...

- ¿Vas a dormir conmigo?. - digo interrumpiendola.

Confusa | MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora