Martina
Agarre las dos tazas y las puse en la mesa, Lourdes venía atrás mío con un plato lleno de medialunas.
Normalmente desayunaba sola, se sentía bien empezar la mañana con alguien.Estaba desacostumbrada a la cotidianidad de la convivencia. Si, mi mamá vivía conmigo, pero la mayoría del tiempo la pasaba en el trabajo. Casi nunca estaba en casa, pero tampoco me molestaba. Ella se hizo cargo de mi cuando mi viejo se fue, no tengo derecho a reprocharle nada.
Los minutos pasaban y cada vez tomábamos menos en cuenta el tiempo.
Cada vez que estábamos juntas, parecía que todo pasaba rápido. Muy cursi de mi parte, ya se.
Pero posta lo sentia asi, no se como explicarlo.— Mar. — grito Lourdes haciendo que me asuste. — Apurate, no llegamos.
Me levante de la mesa lo más rápido posible, agarre mi campera y las llaves del auto para irnos. Ella ya tenía todas sus cosas en manos, así que solamente salimos del departamento.
Subimos al auto, y me tocó putear a cada pelotudo que no me dejaba pasar.
Pasaron veinte minutos, faltaban cinco para las doce, y nosotras seguíamos en camino.
Trate de ir lo más rápido posible.No sé como no nos morimos.
Llegamos al barrio de Lu, y la estacione justo en la puerta de su casa. Me despidió con un beso y se fue.