Maraton; 3/5
Lourdes
- ¿Vas a dormir conmigo?. - me puse toda roja, lo sentí.
- ¿Me lo estas pidiendo o me lo estas preguntando?. - le digo acercándome más. Listo, ahora la puse nerviosa yo a ella.
- Ninguna de las dos. - dice alejándose, me la bajo. - Vos querías hacer el trabajo, así que, dale. - levante las cejas y me senté como estaba antes.
Era obvio que me estaba boludeando.
[•••]
Los minutos pasaban.
Martina tenía un reloj que hacía un tic tac horrible cada vez que pasaban los segundos, pero por lo menos servía para que haya algo de ruido.
Estaba concentrada en mi trabajo, pero la rubia tenía más la mirada encima mío que en su hoja. ¿Para que me hace eso?.
- Me canse - dice Martina tirando las cosas. Mire su hoja y no había hecho ni la mitad.
- ¿Sos joda? - le pregunto sería.
- Me da paja - me miro y después empezó juntar sus cosas para acomodarlas de nuevo en la mochila; definitivamente, hacer el trabajo con Martina no iba hacer algo fácil. - Hagamos algo.
- ¿Que querés hacer benza?, decime - dije en un tono sarcástico.
Yo tampoco tenía muchas ganas de hacer un trabajo, pero menos ganas tenia de llevarme la materia a marzo.
- ¿Almorzamos?, tengo hambre.
Mire mi hoja, acomparación de Martina, yo había avanzado bastante. Era obvio que la que se iba a terminar encargando de la mayoría de las cosas iba a ser yo.
- Dale Lourdes, veni - pidió Marti desde la cocina.
Levante mis cosas y fui hasta la cocina.
Mi casa era tres veces más chica que la de ella.- ¿Fideos? o ¿Arroz? - preguntó con los dos paquetes en su mano.
- Fideos, siempre - contesté.
Empezó a preparar todo mientras yo solo la miraba, me daba gracia como le costaba hacer algunas cosas. - Deja de reírte y ayúdame, forra - dijo.
Me acerqué a ella riéndome, no podía ser tan fracasada que le costaba abrir una bolsa de fideos.
Cuando abrí lo que me pidió, me di vuelta quedando muy cerca de ella.
Martina sonrió, pero en ningún momento se alejó, y yo menos.Sentia como mi pulso se aceleraba cada vez que la rubia se acercaba, pero nunca lo hizo lo suficiente como para que nuestros labios se unan.
- Te faltó una. - hizo referencia a la bolsa chiquita que quedaba.
Estaba completamente roja. Me di vuelta y abrí la bolsa mientras Martina seguía atrás mío, termine y volvi a donde estaba parada antes.
El ambiente se había vuelto tenso, las dos sabíamos que necesitábamos ese beso.