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Martina

- Para, Vicky. - dije riéndome y sacándola de encima mío. - Estas re cargorsa hoy, cálmate.

- Es que te extrañe. - dice dandome un beso en el cachete para despues sentarse en la silla frente a mi.

Los ultimos dias fueron raros, pero divertidos a la vez.
Venia a la casa de victoria prácticamente todos los dias. Desde que me la cruze, empezamos hablar siempre. Hablábamos de todo, y sentia que con ella no me tenia que cuidar en lo que decia, ella me conocia perfectamente y me entendia.

Candela de vez en cuando se quedaba con nosotras. Tenia que admitir que era lindo volver a estar las tres juntas, pero de igual manera la tención entre ella dos, no desaparecía con nada.

Con las chicas no hable, no podia. Sabia que ella iban a estar en contra de todo lo que estoy haciendo en este momento.

- ¿Te quedas a dormir amor? - me pregunta candela de forma tierna.

Me mataba que me diga amor. No sabia con que intención lo hacia, pero ella no era de tratar asi a las personas.

- No puedo, otro dia, si queres. - dije levantándome del sillon y buscando mis cosas.

- Dale martu, por fa. - pidio la peliroja haciendo puchero

- ¿Cuando me vas a dejar de decir así? - dije mirándola tierna.

Me hacia acordar a tantas cosas que me diga así.

- Martu, que apodo nefasto. - dijo vicky caminando hacia nosotras con una botella de fernet de las manos.

Candela la mira mal y se levanta del sillon, me da un beso y se va de la habitación dando un portaso.

- Que infantil, no madura mas. - dice suspirando.

- Dejala, vos sabes como es. - me acerque a ella y le di un beso en el cachete - Me voy vick.

- Quedate, dale. - dice haciendo lo que candela habia echo antes.

- Aveces me asusta lo parecidas que son. - digo riendome.

- No nos parecemos en absolutamente nada, Martu. - dice enojada y con un tono sarcástico la ultima palabra. Sabia que le jodia que le dijera eso.

- Como quieras. - dije para después acercarme a la puerta de la habitación.

- Ciudate, te amo. - dijo una vez que estuvimos abajo.

- Te amo más, después hablame. - asintió y después de darme un abrazo, me fui de su casa.

Subi al auto y puse la música a todo volumen, me quedaba un largo viaje hasta mi casa.

[•••]

Entre a la escuela con las mismas ganas de siempre. Esta vez había llegado temprano así que pasé como si nada.

Me diriji al patio, donde normalmente esperábamos hasta que sea la hora de clases.
Era temprano, demaciado.
No había dormido en toda la noche y simplemente me vestí y vine.
De mi salón no había nadie aún, así que me senté en una de las gradas mientras miraba a los demás.

Estaba distraída, pensando en cualquiera cosa, ni siquiera me acuerdo que era, pero estaba tan perdida, que no me di cuenta que Lourdes se estaba acercando a mi.

Confusa | MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora