Martina
Soy la mejor del mundo, me amo.
Ramiro, Megan y Camila me había ayudado a hacerle algo lindo a lu.
Me sentía culpable por todo lo que había pasado. A pesar de que ya este todo bien, yo me seguía comiendo la cabeza con eso.
Todavía había muchas cosas por resolver entre nosotras dos, pero este no era el momento.
Quería disfrutar con ella un tiempo más, aunque sea.
— Esto es hermoso, Mar. — se acercó y me dio un beso tierno.
Nos bajamos del auto y nos sentamos en la mantita que había dejado preparada unos minutos antes.
Todo estaba fríamente calculado.
Ari me había ayudado a comprar todo lo que le gusta comer a lu. No fue una larga compra, a esta pendeja no le gusta nada casi.
— Ves. — me dice comiendo un pedacido de media luna. — Te hacia la rockstar, que no te salía estar con nadie. — dice haciéndome burla. — Mira como te tengo. — no termina de decir eso que le doy un beso.
— Cállate.
[•••]
La tarde paso así. Nos reíamos de todo, literalmente todo. Creo que lo que más me gusta de lu es que tiene mi mismo sentido del humor.
Es fácil enamorarme así.
No había silencios incómodos, por que siempre una de las dos acotaba algo a lo que la otra decía.
Amo cuando se acuesta en mi hombro. La veo y es igual a una nena chiquita.
Ya se estaba haciendo de noche, pero el cielo estaba tan lindo que no me quería ir. Posta que me daba paz estar así con ella.
No quiero que termine nunca.
— Tengo frío. — dice lu abrazándome.
— Cagate. — le digo alejandola de mi. Al ver su cara me río. Me saco la campera y la dejo sobre sus hombros. — Sos re maricona, ni frío hace.
— Si hace, vos no sentis nada. — Dice mirándome indignada.
Me levanto y me voy haciéndome la ofendida.
— Mar. — escucho que grita pero sigo caminando. Tenía un plan.