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Martina

- Hace mucho no me gusta alguien como me gustas vos.

Termine de decir eso, y lo primero que vi, fue la sonrisa de oreja a oreja de Lourdes.

- Y es complicado, no se. - dije nerviosa ya que ella no hablaba. - Me da miedo hacerte mal.

- Vos también me gustas. - se acercó a mi evitando por completo lo último que le dije.

Sonreí y la acerque mucho más a mi. Sentia su respiración cerca de la mía. Ella tenía su mirada fija en mis labios, y yo en los suyos.
Coloque una mano en su cintura y otra en su cuello para terminar de juntar nuestros rostros.
El beso era lento, tierno y con cariño, ninguna apuraba a la otra y tampoco queríamos separarnos.
Las dos sabíamos perfectamente lo que queríamos desde el principio.

- Marti... - dijo mi mamá entrando a el departamento.

Al escucharla nos separamos rápidamente, la puta madre.

- ¿Que ha...? - termino de decir, pero al ver a Lourdes se callo.

- Ella es Lu, una amiga. - dije presentandola.

- Silvina, un gusto. - dijo saludandola con un beso en el cachete.

Lourdes

Justo tenía que venir la mamá, que suerte la mía.

Me reí incómoda mientras veía como Martina fulminaba a la mamá con la mirada mientras esta trataba de aguantar la risa.

- ¿Vamos a la pieza? Así dejas tus cosas. - dijo Martina agarrando su mochila del piso. Asenti y agarre la mía.

- Vos y yo vamos hablar después. - dijo Silvina señalandola. Yo solamente me reí y empeze a caminar a la pieza sin decir nada.

Deje mis cosas al lado de la cama y me senté, esperando a que Martina llegue.

- Perdón. - pidió una vez que cerro la puerta y puso música.

Me reí. - No me pidas perdón, Mar. - dije extendiéndome mi mano para que se siente en la cama conmigo. Pero en vez de eso, la rubia se sentó arriba mío.

- Decime Mar más seguido, me gusta. - dijo agarrando un mechón de mi pelo para ponerlo detrás de mi oreja.

- A mi me gustas vos. - dije acercandola a mi para darle un beso el cual Martina se encargo de subir de tono lo que hizo que me empiece agitar.

— ¿Te cuesta.. — trato de decir no se que.

— Cállate. — dijo acercándola de nuevo mientras ella sonreía.

Nos quedamos así por un rato,  mientras escuchábamos la música de fondo.
Todavía me costaba procesar todo lo que había pasado en cuestión de una hora.

Confusa | MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora