Lourdes
Martina caminaba en silencio y mirando al suelo. El hecho de que no hable o que ni siquiera me mire, me alteraba.
¿Habia hecho algo mal?.
Trataba de sacarle conversación pero me respondía cortante y seguía en su nube.
Cuando estuvimos frente al edificio, la rubia frenó en seco. No entendía nada, se quedó quieta mirando a un punto fijo y yo parada a su lado tratando de descifrar que pasaba.
- Pasa, rápido. - habló abriendo la puerta del edificio para después acercarse y llamar al ascensor.
Hice caso a lo que me dijo y subimos. Martina tenía una cara que no lograba distinguir si era por nerviosismo o simplemente estaba enojada por algún comentario mío fuera de lugar.
El ascensor se detuvo en el piso correspondiente, ella caminó rápido hasta el departamento y abrió la puerta de la misma mánera.
Entendi por su accionar que me tenía que ir, ya había estado suficiente tiempo ahí.
- Perdón si te moles... - trate de disculparme pero no me dejo hablar.
- No me molesto nada, tranqui. - dice sonriendo. - Ya es tarde..
- Si, seguro me están esperando. - ya tenía mi mochila en el hombro así que solamente me acerque a la puerta con Martina caminando atrás mío.
- El cumpleaños es el viernes. - dijo abriendo la puerta nuevamente. - Si me querés acompañar, te paso a buscar y vamos.
- Si, obvio. Ya te dije que no tenía drama. - sonríe en forma de respuesta y yo salgo de su departamento.
- Chau. - dijo acercándose para darme un beso en el cachete, y como era de costumbre en ella, coloco sus manos en mi cintura al hacerlo.
Le sonreí y camine por todo el pasillo hasta llegar al ascensor. Cuando las puertas se abrieron, vi a una peliroja con la mirada perdida en su teléfono, tanto que ni siquiera se percató de mi presencia y solamente bajo, camino por el mismo lugar que yo hasta llegar a la puerta de Marti.
¿Ella sera el apuro de la rubia?.