VEINTIDÓS

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(Akira)

—¿Escuchaste lo que dicen los rumores?

—¿Sobre el capitán del equipo de básquet?

—Sí, dicen que es gay y está saliendo con-

Subo el volumen de la musica para evitar escuchar más.

Odio los rumores. No me interesa saber con quién esté saliendo una persona con la que nunca he cruzado más de dos palabras, tampoco me interesa saber si es verdad o mentira, mucho menos me interesa cuál sea su orientación sexual. Pero, gracias a escuchar a estúpidos hablando de otros, me he dado cuenta que he tenido muy buenos amigos a lo largo de mi vida. Ellos nunca me juzgaron cuando quise probar "cosas nuevas", al contrario, me apoyaron y, por lo mismo, nunca escuché rumores de otras personas sobre lo que hacíamos.

—¡Tanimoto! —escucho un grito desde la puerta del salón, quito la mirada del celular y veo a un compañero haciéndome señas para que me acerque—. Hay alguien esperando por ti afuera, me pidió que viniera a buscarte.

Confundido asiento y él se retira con sus amigos. Mientras ordeno mis cosas dentro de la mochila escucho a los mismos chicos de antes ahora hablando sobre mi y mi vida romántica, porque claro que alguien venga por ti a la universidad lo transforma inmediatamente en algo romántico, al parecer. Hay gente que no puede vivir sin hablar de otros.

Salgo del salón pensando en quién podrá ser quien está esperando por mi y no es capaz de esperar a que acabe el ultimo periodo, aunque bueno, si me importara tomar la última clase no hubiera tomado mi mochila.

La luz solar golpea mis ojos cuando salgo del edificio y, sentado en una banca, veo a Kevin fumando. Ha pasado ¿Cuánto? Cinco días, una semana, ¿dos? No estoy seguro, pero en todo este tiempo no respondió ninguno de mis mensajes, ni mis llamadas, ni llamó él, tampoco.

—Yo! —saluda con la mano.

—¿Qué haces aquí? —pregunto sentándome a su lado y, casi de forma inmediata, hago una mueca al sentir el humo del cigarrillo en mi nariz—. Qué asco, bota eso.

—Ah sí, perdón —lo apaga aún en la mitad y lo tira la basura.

—¿Desde cuándo fumas? Nunca te había visto hacerlo.

—No suelo hacerlo mas que... cuando siento que todo me supera, supongo. ¿Quieres salir?

—Que casual. Pero ya me salí de clases, así que acepto —nos levantamos y me lleva hasta su auto—. Entonces, ¿a dónde vamos? —pregunto abrochando el cinturón y lo veo rascarse la nuca.

—No tenía pensado nada, solo llegué aquí y pregunté por ti... ¿vamos a beber? —alzo una ceja—. Hablo en serio, nunca hemos bebido juntos. Vamos por unas cervezas.

Suspiro y me dejo llevar.

Es extraño pensar que, incluso si no nos vemos en semanas, nada cambia. Es cosa de que él aparezca, me arrastre a donde él quiera y todo continúe como si nada hubiera pasado. Si es bueno, si es malo, no lo sé, pero, cuando se trata de él, me gusta dejarme llevar y ser un poco caprichoso.

Se estaciona frente a una tienda de conveniencia y me pide que espere dentro del auto mientras él va a comprar, entonces, con el aire acondicionado encendido y la capucha de la sudadera puesta, me acurruco en el asiento a esperar por él.

••••••••••

Oigo la puerta abrirse y el sonido de bolsas de plástico siendo acomodadas sobre el asiento trasero del auto y despabilo, en lo que él cierra la puerta trasera y sube al asiento del piloto aprovecho para sentarme y bostezar un poco.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora