VEINTIUNO

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(Akira)

Fue una larga noche.

Más de una vez me desperté sintiéndome ahogado porque a cierta persona que no necesito mencionar se le ocurrió la genial idea de dormir sobre mí. Sumamente cómodo. Lo peor es que, aunque intentaba moverlo cada vez que me despertaba él ni reaccionaba, solo aferraba más fuerte sus brazos alrededor de mi cintura. Extraño, porque en el tiempo que lo llevo conociendo me he dado cuenta de lo débil que es su sueño.

Y aquí estoy ahora, nuevamente despierto, nuevamente sufriendo, nuevamente batallando para quitarlo de encima. Y sí. Nuevamente fallando.

—Ah~ Akirita, deja de moverte, no me dejaste dormir bien anoche —se levanta bostezando.

—¿Bromeas? Apenas respiré anoche. Ahora voy a dormir hasta el próximo año, estoy muy cansado.

—¿No quieres que te haga compañía? —acaricia mi espalda baja con sus manos y suelto un simple "no" —. Vamos~ no hay necesidad de ser tan rud-

El sonido de su celular lo interrumpe, y suelta un bufido antes de tomarlo de la mesita de centro. Fue lo mejor que pudimos haber hecho, dejamos ambos celulares ahí para que no se repitiera lo de una vez que no pudimos encontrar nunca la alarma para apagarla.

—¿Hola? —contesta la llamada y lo ignoro dispuesto a recuperar mis horas de sueño reparador—... Rachel —siento un susurro, sólo eso, e instintivamente dirijo mi mirada a él.

Sus ojos se encuentran abiertas de par en par mirando fijo a la pared, su respiración se nota agitada, aunque ni suena, su boca intenta soltar palabras, pero estas no salen. Me siento para hablarle, pero cuando fija su mirada en mí aprieta el celular contra su pecho y se aleja hacia el baño.

¿Qué fue eso?

Nunca me oculta nada. Absolutamente nada por muy absurdo o bizarro que sea. Lo que hace que en momentos como este mi mente cree mil y una situaciones que —de seguro— son de lo más falsas. Pero están ahí, haciéndome cuestionar todo.

El sueño me abandonó cuando lo vi ir hacia el cuarto de baño, y ahora no sé qué hacer. No tengo razón ni excusa para interrumpir su llamada o exigirle alguna explicación.

Me siento como si me estuviese apartando, como si él mismo estuviese haciendo lo posible para mantenerme alejado. Ni siquiera un tercero viene aquí a alejarme, él mismo lo hace.

Si pone tanto esfuerzo cada día en llamar mi atención, entonces porqué cuando la tiene solo hace que la brecha entre ambos aumente, como si volviéramos a empezar desde cero.

¿Acaso no sabe cómo eso me hace sentir?

¿Acaso no le importa como yo me sienta?

Me siento con las rodillas en el pecho y envuelto en el edredón sin separar la irada del baño de donde solo sale el sonido del agua cayendo en la bañera.

Y unos minutos después, que parecen eternos, sale él. Con una toalla sobrepuesta en la cabeza y otra envuelta en su cintura, y su ropa en mano.

—¿Qué pasa Akirita? Dijiste que ibas a dormir hasta el próximo año —comenta sin gracia sentándose a los pies de la cama dándome la espalda y empezando a secar su cabello.

—¿V... vas a fingir que esta llamada no significó nada?

Sus manos detienen el movimiento que hacían con la toalla sobre la cabeza y se mantiene quieto unos segundos antes de retomar la acción.

—No es nada Akira. Tú no tienes nad-

—Lo sé. Pero te veías mal...

Se gira a mirarme serio y entonces lo entiendo, algo simple pero que no había tomado en cuenta en todo este tiempo. No conozco nada sobre su vida, no sé nada acerca de sus relaciones y no soy quién para juzgar sus acciones. Somos completos desconocidos fingiendo ser amigos.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora