CINCO

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(Akira)

Siento el sol traspasar mis parpados, obligándome a abandonar la cómoda posición que tenía abrazando no sé qué, para intentar escapar de la luz. Tras soltar el bulto que estaba abrazando, me intento cubrir con el edredón para que la luz no me moleste más, pero algo me lo impide.

Me siento frotando mis ojos con el dorso de mi mano y me giro a mirar, molesto, a la ventana, donde las cortinas están abiertas de par en par.

—Al fin despiertas, bello durmiente.

Salto asustado de la cama dirigiendo mi vista al lugar de donde provino la voz y me encuentro con Kevin observando atento todo mi cuerpo.

¿Qué hace él aquí?

Y me asqueo sintiendo como si fuera parte de las telenovelas que ve mamá, donde la protagonista, después de una noche alocada con su amado, despierta confundida hasta que lo ve y recuerda todo. Porque sí, así lo sentí, claro que con variantes como el hecho de que no soy mujer, ni estoy enamorado de él.

—Hola —saludo sin saber qué decir.

—¿Por qué tan tímido? Antes parecías de todo, menos tímido —alzo una ceja retándolo a continuar y él sonríe burlón—. Me abrazaste toda la noche, incluso, cuando intentaba separarte, te subías encima de mí.

—Vale, no te creeré nada —le sonrío—. Ahora muévete.

Acercándose, niega con la cabeza, y tomo una almohada para tirársela en la cara. Busco la ropa que usaré hoy y me voy al baño, pero, antes de salir, me giro a ver la molesta mirada que no se ha separado de mí.

—¿Qué tanto me ves?

—Tienes piernas muy lindas, sin vellos, blancas y suaves —dice sin vergüenza mirando atentamente mis piernas. Me cubro el rostro con una mano, frustrado, y contando hasta diez para no saltarle encima y acabar de una vez con su mísera vida.

—Me voy a bañar —al decir eso e ignorar su comentario anterior él ríe—. Puedes usar el baño que está cerca de la sala, yo usaré el de aquí al lado.

—Qué injusto. ¿Y la opción "c", bañarme contigo?

Salgo del cuarto sin tomar importancia a los que dice y entro al baño. Lo bueno de tenerlo al lado, es que siempre soy el primero en usarlo.

Me baño con tranquilidad, disfrutando del agua, hasta que recuerdo que cierto pervertido sigue en mi cuarto y no sé qué tan lejos puede ir su mente. C0rro a mi cuarto apresurado, solo con una toalla envuelta en mi cuerpo y sin secarme, sólo para al final encontrármelo aun estirado en la cama. Seguramente dormido.

Tiro la toalla lejos y a medida que mi cuerpo se seca con el ambiente, me voy vistiendo. Al terminar me giro a buscar mi mochila, sobre la cama, y podría jurar que mi rostro se volvió un poema de manera instantánea. Kevin no estaba dormido, me estaba mirando.

—¿Cuándo despertaste y por qué me estás mirando? —pregunto molesto.

—No me dormí, te estoy mirando desde que entraste.

—¡Ahg! Pedazo de mierda, sal de mi cama ¡ahora!

Él ríe y se levanta con calma. Voy al comedor y tomo asiento en la mesa, bajo la mirada atenta de todos, pero no les tomo atención hasta servirme todo.

—¿Tengo algo en la cara?

—Estaban peleando —asegura Taka y chasqueo la lengua, molesto.

—¿Qué les pasó? —pregunta Koni interesada.

—Qué vergüenza, creí que se había dormido, ¿por qué finge? —balbuceo—. Qué molesto.

Ellos se miran entre sí sin entender nada, pero no pienso contarles. Puede que exagere un poco al gritar o tratarlo de esa manera, mi problema es que no me gusta que se burlen de mí, simple. Si acepté lo que me pidió y dormí con él, ¿por qué no se reserva esos comentarios burlescos? Sé que me muevo mucho al dormir, sé que abrazo a los demás, pero no me lo digan, qué vergüenza.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora