20. Los buenos amores no se olvidan con el tiempo.

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Dejaré mi saludiño a Jenny-senpai903 te amo<3 de paso también quiero maldecir el momento en que se te ocurrió cambiar tu username (?) Ahora tengo que cambiar todas las veces que te mencioné en mis capítulos, porfa, piensa en mí (?) Ah jsjdkd bromis (sólo lo último>:v)

Los dejaré leer primero el capítulo, luego dejaré explicaciones por mi desaparición (?)
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(Robert)

—Puedes quedarte en la sala mientras preparo algo para comer —comenta él colgando su chaqueta en le perchero.

Me señala con la mano por el pasillo que está frente a mí y al llegar al final de este llego a la sala de estar, un lugar un poco grande para ser una casa tan pequeña —por lo que se veía desde fuera. Dos sofás para dos personas uno en frente del otro estaban frente a mí, a su lado un mueble con una pantalla plana bastante grande, y frente al mueble un sofá para tres personas con algunas mantas desparramadas encima.

En medio de los tres sofás y el mueble con la televisión hay una mesa de centro redonda y de vidrio con cuatro puff pequeños, en la parte de abajo veo algunas revistas y libros para pintar guardados que, admito, llamaron mi atención. Al girar el rostro a la izquierda veo una chimenea eléctrica junto a un comedor para seis personas bastante elegante y uno que otro adorno y cuadros en las paredes del lugar.

Creo que ha mucho tiempo que no entro a un lugar que fuera tan así, admito que en mi antigua casa si había cosas muy ostentosas, y estaba bastante acostumbrado a ellas, pero cuando decidí vivir solo preferí dejas esas cosas de lado.

Me acerco al sofá que está frente a mí, y tras rodearlo me dejo caer en él subiendo mi pierna enyesada a la mesa de centro, cuidando obvio no hacerlo muy fuerte para no romperla o algo. Suelto un suspiro pesado relajando los hombros y mi cabeza cae hacia atrás por el cansancio, cierro los ojos y me permito descansar un momento.

No creo que le moleste que descanse un poco ¿cierto? De todas formas no creo que vaya a terminar rápido con lo que sea que está haciendo.

—¿Ya te dormiste? —oigo su voz frente a mí y abro un poco los ojos para verlo—. Te traje un postre para que comas mientras esperas.

—¿Ahora soy un niño?

—Tú solo come, quieres—me entrega un plato pequeño—. Es zuccotto, sé que ya lo conoces.

—Estamos en Japón, no en Italia —le comento recibiendo el postre con mi mano buena.

Admito que las cosas dulces no van mucho conmigo, los pasteles, postres y así no los tolero del todo, pero el zuccotto en especial es un postre que me gusta desde que soy pequeño, quizás porque mi hermana mayor solía llevar a casa o prepararlos ella misma cuando llevaba a sus amigos.

—La comida italiana es conocida en todas partes, además tú no eres japonés idiota —ríe  y lo ignoro por estar comiendo el postre a lo que el sonríe burlón—. Oh~ así es como hay que callarte. Recordaré mantenerte la boca llena para la próxima.

Me ahogo con la pequeña porción de postre que tenía en mi boca y comienzo a toser oyendo su risa de fondo, me da algunos golpes en la espalda para ayudarme y aún así suelta su risa de vez en cuando.

—Espero no hayas hecho ese maldito comentario con segundas intenciones —lo amenazo cuando ya puedo respirar con tranquilidad.

—¿Qué importa si fueron con primeras, segundas o terceras? Tú sólo disfruta —sonríe en un intento de coquetería y se va de vuelta a la cocina.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora