PREFACIO

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Esta es la segunda parte de "Sólo es un juego... ¿verdad?" así que por favor ve a leer esa primero, porque muchos han ignorado mis avisos y han terminado haciéndose «spoiler».
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Dos años han pasado desde ese entonces.

Al inicio fue difícil para todos aceptar este hecho, pero tuvieron que hacerse a la idea de que debían continuar sus vidas sin depender de sus recuerdos cada vez más lejanos. Sobre todo, para sus amigos que tras terminar la escuela vieron nuevas puertas abrirse. Decidieron que irían a estudiar, una Universidad algo alejada de sus hogares, pero esa era la idea, no quedarse ahí por obligación.

Los cinco consiguieron un buen alquiler cercano a la universidad y se decidieron por vivir juntos, se hacía más fácil si compartían los gastos.

En cuanto a personalidad, tanto Sakura y Koni, las mejores amigas, crecieron para mejor. Aquellas chicas que, en ocasiones, eran tan molestas para otros por sus personalidades exageradas se cerraron más a otros y decidieron centrarse más en sus estudios. Ya luego se preocuparían de las relaciones.

Takahiro y Cristopher, la pareja favorita del grupo de amigos, a pesar de las peleas y situaciones que amenazaron su relación y los problemas que tuvieron para continuar adelante, no se permitieron darse por vencidos. E incluso se podría decir que cada día estaban aun más enamorados que antes.

Y, por último, el tierno y pequeño Akira logró crecer y madurar pese a los golpes bajos que la vida le dio en su adolescencia, se encerró a sí mismo en una burbuja a la que ya no dejó entrar a nadie más y rechazó cada oportunidad de volver a enamorarse. Ya no le era necesario algo como eso. En cuanto a su aspecto físico, no cambio tanto como a él le hubiese gustado, pues a pesar de los años quedó estancado en la misma altura que tuvo en sus últimos años de instituto y por lo mismo dejó de presumir su altura a todos cuando se vio superado por Takahiro.

—Chicos, ¿salimos mañana? —pregunta un rubio abrazando a su pequeño novio por la espalda.

—A mí me parece una buena idea —responde alzando el rostro para mirar a su pareja.

Iugh —suelta, agobiado, el de ojos violetas—. No se miren así, que asco.

La pareja ríe ante eso. Ya se habia hecho costumbre los comentarios de ese tipo cuando mostraban su amor frente a sus amigos, y si no eran de parte del de ojos raros, eran las otras chicas que aun se quejaban de sus constantes rupturas amorosas.

Al final todos terminan por aceptar la propuesta del rubio y tras planear todo, todos se retiran a sus cuartos a descansar, a excepción de una de las chicas del grupo, la de cabellos rubios y nombre Sakura, quien, aunque no quería, tuvo que quedarse estudiando hasta tarde por culpa de los exámenes que se acercan.

* * *

—¿A dónde vamos? —pregunta el rubio entrando al cuarto de su, desde la infancia, mejor amigo.

—Tenemos que viajar fuera del país. No pienso quedarme más tiempo aquí —responde el moreno cerrando la maleta.

—¿Qué pasa? —pregunta una tercera persona, un pelirrojo, de pie junto al rubio.

—Tenemos que irnos —el rubio sale camino a su cuarto para arreglar la maleta y el pelirrojo lo sigue sin cuestionar nada. Si su amigo planeaba irse, irían con él. Lo habían hecho antes y lo harían ahora. No tenían nada que hacer ahí sin él, una vez más dejaban sus vidas en manos del otro.

—Perdóname por esto Dan —susurra el moreno sin mirar al pequeño que lo miraba con lágrimas en sus ojos, quien, aun sabiendo esto, hace un asentimiento con su cabeza. No entendía qué estaba pasando, pero sabía que algo estaba mal y su única opción era seguirlo a él.



La situación en cierto hogar ubicado en Tokio era completamente opuesta, no era una despedida, sino, más bien, el reencuentro de una familia que se habia separado hace mucho.

—¡Mamá! —grita el único hombre del hogar abrazando a su madre, la extrañaba mucho.

La mujer, aunque llevaba dos maletas en sus manos, no pudo evitar abrazar a su hijo, fueron años sin verlo y le hacía mucha falta.

—¡Papá! ¿Por qué no vinieron antes? —se queja la adolescente abrazando a su padre.

—Te extrañé mucho, hija —responde al abrazo—. A ti igual Angel.

Antes de continuar hablando deciden ordenar un dormitorio para los padres de la familia, puesto que por la hora que ya era dentro de poco se irían a dormir, y luego bajan a la sala de estar para conversar.

—¿Y Hiro? —pregunta Angel al no ver a su hermano, aunque siempre finja no querer al demonio que tiene por hermano, no podía negar la falta que le ha hecho.

—Cierto —su hermana le da la razón, no había notado que su hermano mayor no llegó con sus padres hasta que Angel lo dijo—. ¿Fue donde sus amigos primero?

El par de hermanos se sentían ansiosos, por fin, después de dos años, podrían ver a su hermano. Angel era quien más ganas tenía de verlo por sus hijos, aquellos niños de casi dos años siempre preguntaban por el tío que solo habían visto en fotografías.

—Hiro... —la madre hace una pausa pensando en lo que dirá.

—Es una larga historia, hablemos de eso después —la corta su esposo—. Díganme, cómo te ha ido en la escuela, y ese muchacho... Antoni, ¿siguen de novios?

Los hermanos no buscaron volver a hablar del tema teniendo la idea de que, de todas formas, en algún momento su hermano llegaría a casa. Sólo quedaba esperar.



El telón se alza una vez más dando inicio a una nueva historia, personajes ya conocidos, nuevas relaciones, nuevas vidas. La felicidad no es precisamente lo que más abunda para algunos de ellos. Amores imposibles, no correspondidos, dolorosos... son parte de la vida de todos, aun cuando no lo notamos a simple vista. Por lo mismo siempre hay que buscar alejarse de aquellos que nos dañen.

Sí. Hay que aprender a buscar a aquellos que sumen cosas buenas a nuestras vidas y darse una oportunidad de amar, no siempre el amor se refiere a las parejas, amor de amigos, de familia, cada quien busca lo que más le represente para sentirse realizado.

¿Quieres acompañarme en esta historia? Adelante, ahí vamos.

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Primera publicación 10 de septiembre, 2015.
Edición 17 de julio, 2020.

«Normalmente la edito cada un año, cuando veo que siguen habiendo faltas».

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora