TRES

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(Akira)

—Kevin. Para —le pido, pero pasa de mí—. Kevin.

Esto no es bueno —pienso mirando la situación.

Hace unos minutos llegamos a casa y, al vernos llegar juntos, todos comenzaron a interrogarnos, Kevin respondió a sus preguntas sin trabas, aunque, claro, omitiendo la parte en que... ¿nos besamos? Me besó más bien dicho.

Y por lo mismo ahora se está burlando de mí, de cuando me ayudó con la bolsa de gomitas. Yo, en lo personal, no le veo la gracia, pero los demás se han reído todo el tiempo por mi estatura, aun cuando es de lo más normal.

¿En serio es tan raro ver a un chico de veinte años estancado en el metro setenta y cinco? No, no lo es.

—Vale, dejo de llamarte enano —dice Kevin con una sonrisa burlona—, pero si lo admites.

Que agradable que es.

—¿Por qué iría a hacerlo? —interrogo con los brazos cruzados—. No lo haré porque tú me lo digas.

—Va' no te obligo —alza las manos rindiéndose, pero entonces ensancha su sonrisa—. Saben, hoy un señor casi se lleva el enano, así que les contaré qué pasó.

—Cállate. Nadie quiere saber eso —me levanto y me acerco.

—Obvio sí, somos tus amigos —se queja Cris ofendido, más bien fingiéndolo.

—Que mal amigo —comenta Kevin, reprochándome.

¿Y este quién se cree para decirme eso?

—Todo pasó cuando Akira terminó las compras y no me quiso esperar. Él estaba saliendo, llevando el carrito, y un hombre llegó y lo arrastró con él hasta el estacionamiento. Fue suerte que yo estuviera por ahí también y evité que hiciera algo como subirlo a su auto, pero no dejó de molestarnos hasta que le dije que somos novios —relata sonriendo, los chicos me miran y me paso una mano por la cara—. Aun así, no me creyó, entonces tuve que-

—¡Ya! Lo admito. S... —lo veo sonreír burlón y me muerdo la lengua sintiendo tiritar mi ojo izquierdo—. Puede que sea un poco bajo.

—Enano tramposo, tendré que seguir contándoles. Tuve que brestr uah ajj —me subo en su espalda y cubro su boca con mis dos manos para que no diga nada.

—¿Cómo dice?

—Nada, nada. Qué dijiste Kevin, de que iría a servirte buscar un ají —río nervioso y los demás me miran con obvia desconfianza. Soy un pésimo mentiroso, lo sé, gracias.

—Que no —me suelta las manos y caigo al suelo, porque estaba como koala encima de su espalda—. Besé al enano y ahí nos dejó libres.

Imbécil, retrasado, subnormal, estúpido edificio que llega al metro noventa.

Se forma un silencio sepulcral que nadie se atreve romper. Siento todas las miradas puestas en mí, como si esperasen que les dijera si es verdad o mentira, cosa que no pude hacer y solo bajo la cabeza, frustrado.

—Kevin. Acompáñame —se levanta Sakura.

La sonrisa de Kevin, que había mantenido desde su declaración, se borra casi al instante y sigue a Sakura hasta la cocina.

Lo que más me molesta de todo esto, aparte de Kevin, es Sakura. O sea, no estoy molesto con ella, sino más bien conmigo por hacerle esto a ella. Desde el inicio nos dijo que le gusta y yo, como siempre, voy y me meto en medio. Soy un amigo horrible.

—Estoy tan feliz —oigo a Taka y se me lanza encima para abrazarme—. Sakura es mi hermana, la quiero mucho, pero no puedo evitar estar feliz por ti. Creo que deberías darte la oportunidad, él podría llegar a quererte de otra manera... ya sabes.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora