13. Azul contra violeta.

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(Akira)

Kevin nunca me ha hablado sobre su familia, y cabe destacar que sobre sus amigos tampoco. Su pasado es algo que desconozco por completo. Es por esa misma razón que ahora mismo no sé qué debo pensar sobre lo que está frente a nosotros; por más que miro los nombres no logro entenderlo.

Está la opción de que sea el nombre de su hermana y su cuñado, o por el contrario, él pudo ser su hermano y ella su cuñada; así como también pudo ser ella su novia y él su amigo. No pienso que él haya sido su novio y ella su amiga, ni creo que a Kevin le gusten los hombres.

Aunque si ese fuera el caso, que a Kevin le gustaran los chicos, me gustaría saber cuál es su tipo de chico, y no porque me guste, porque no es así, sino para ayudarlo con el tema de buscar novios y así.

Una risa contenida me saca de mis pensamientos y levanto la cabeza para mirar a Kevin, se encuentra con su mano libre cubriendo su boca—ya que la otra sostiene mi mano— cubriendo su boca para no dejar escapar la risa. Siempre hace eso de cubrirse la boca para que no lo oiga reír, pero siempre termino viéndolo.

—¿De qué te ríes? —pregunto avergonzado, él detiene su risa y baja su mano apretando la camisa a la altura de su estómago. Se inca sobre el suelo poniendo su mano sobre el par de lápidas frente a nosotros.

—Ven, acércate un poco más —tira de mi mano pegando mi cuerpo al suyo, sin querer agacharme me quedo de pie a su lado sosteniendo su mano en señal de apoyo.

Suelta un cansado y profundo suspiro antes de sonreír con un aura nostálgica a su alrededor, sus ojos se ven medios cristalinos y sus labios rojos por las mordeduras que se da cada cierta cantidad de segundos. Lo atraigo a mi cuerpo dejando su cabeza a la altura de mi estómago para acariciar su cabello; por su parte, él envuelve mis piernas con sus brazos.

 —Los extraño demasiado —sus brazos se estrechan aún más.

—E-ellos... —comento con miedo a preguntar—. ¿Eran tus padres?

—No. Si fuera así, no iría a verte más de una vez a la semana —levanta su cabeza enseñándome una sonrisa que aunque tenía la intensión de ser alegre, sólo muestra tristeza.

Observo con detenimiento las inscripciones y me doy cuenta de que —hablando del punto de vista genético— es imposible que sean sus padres, además de la diferencia de apellidos que ambos tienen. Si no me equivoco, Kevin tiene más o menos la edad de Sakura, lo que significa que veinte o veintiún años; y no creo que ellos hayan tenido hijos a los seis o cinco años.

Natalie Morgan. 1991-2017 (25 años)

Italo Massantini. 1989-2017 (27 años)

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Me hubiera gustado que los conocieras, fueron unas personas increíbles y mis más importantes amigos —frunce los labios en un intento de sonrisa.

Abrazo su cabeza una vez más con la intensión de consolarlo, pero en eso siento como su cuerpo se alza hasta quedar de pie frente a mí, subiendo sus manos por toda la extensión de mis piernas hasta  llegar a mi espalda, apretando mi cuerpo contra el suyo. Levanto mi cabeza para mirarlo y una de sus manos sube por mi espalda hasta mi nuca.

Veo como poco a poco su rostro comienza a acercarse, con sus ojos atentos a los míos y sus labios entreabiertos dejando escapar su aliento chocando contra mis labios. La distancia finalmente se rompe y nuestras bocas se unen en un beso. Aquellos labios tan desconocidos y misteriosos a la vez, que me parecen tan dulces dándome una comodidad sorprendente, como si los hubiera probado antes; tan suaves que me hacen querer permanecer así por siempre.

Volviendo a amar © | Secuela | Seuj 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora