I Am God.

Nada Más.

Narra Jack conway.

Estaba un poco ebrio... Aún no asimilaba lo que veía.

_______ parecía estar en otro mundo. Horacio y Gustabo no deberían estar aquí.
Agite un poco mi cabeza. Vale. No estoy tan ebrio.

Horacio dejo la en el piso. Está no se podía mantener de pie por si sola así que la cogí.

Ambos se fueron dejándola conmigo.

-que bonito gato...- soltó en un susurro.

-es una planta.- respondí serio. La lleve a la habitación y la dejé en la cama.
Ella se acurruco como si estuviera en una nube o algo así.

-hmmm... Calor...- susurro. Se le veia perdida.

-_______.- la llame. -¿Que cojones te metiste?.- pregunté.

-hmm... No lo sé.- respondió. -un poco de mi pasado.- soltó.

Frunci el seño.

-¿Que es exactamente?.- pregunté.

-... No recuerdo el nombre... Tiene un nombre... Raro, pero no raro.- soltó riendo al último.

-¿Metanfetamina?.- pregunté.

-no...- susurro.

-¿LSD?.- debí saber que cojones tomo.

-E... Ex...- soltó buscando la palabra.

-¿Éxtasis?- pregunte.

-...si...- soltó alegre.

-¿Cuántas?.-

-creo que dos.- soltó. Mierda.

-¿AL MISMO TIEMPO?.- pregunté alzando la voz.

-..si.- respodio como si fuese un chiste.

Me cago en la puta.

-venga. Vamos al hospital. Ahora.- ordene.

-tranquilo Baquero... Antes había tomado más de dos... Nada me pasa.- explico. -dejame aquí. ¿Si?.- soltó acurrucandose como un bebé entre las sábanas y frazadas.

¿Por qué coño la dejé sola?. ¿Dónde cojones está volkov?. No puedo dejarla así.

Le cogí la muñeca y la levanté.

-hey...- soltó. -mi calor...- se quejo.

-vamos al hospital. La guíe hasta la salida pero está se detuvo como pudo en medio de la sala.

-sueltame...- soltó. -quiero quedarme aquí.- susurro.

-tienes que ir al hospital.- ordene. Ella me miro. La punta de su nariz y sus mejillas se sonrojaron levemente.

-Solo déjame. ¿Vale?, Quiero ver el mundo de colores una ves más.- susurro. Parecía que el efecto de las drogas bajaba.

La mire unos segundos.

Ella metió su mano a uno de sus bolsillos y saco una bolsita pequeña que tenía una pastilla más.
Se la quite.

-Eh... Cabron...- soltó.

-no te meteras más mierdas.- solte en seco. Fui a la cocina y tire la patilla a la basura.
Volví dónde estaba ella.

Ella se seco una lágrima que parecía que salía involuntariamente.

-Eres un hijo de puta.- soltó mirando a otro lado.

-lo se.- respondi. Ella me miro con los ojos brillantes y tristes.