SCEGLI. #3

Intenciones.

La desorientación era la primera parte de un buen viaje que incluía siesta, pese a que miraba por la pequeña ventanilla no sabía si el sol estaba puesto debido a todas esas nubes grises que yacían ahí, como costumbre. El hecho de ver entre el bosque los edificios, se percató de que estaban en casa. Se sentía extraño volver de algún modo, más estaba muy ansiosa por ver a su padre y claro, por regresar a su cama. 

—No has hablado en todo el viaje, ¿te sientes mal?

—Solo estoy algo mareada, pero cansada también.

—¿Nada más? Llegando a casa podrás descansar, te lo aseguro.

—Ha sido una despedida algo triste, si soy honesta. No esperaba nada de lo que sucedió, generando un cierto apego como si nada malo nunca pasó.

Era primera vez que había recibido tanta atención de su parte, un tono suave que se mantuvo la mayoría del tiempo más un tremendo buen humor, una buena conversación. En sí, tiempo de calidad que no pensó tener por tanto tiempo. El hecho de que en casa, tuviera un momento a solas con Edward había generado el interés de esa mujer, provocando que la misma deseara hablar con ella a solas y fue bastante beneficioso para la mayor, debido a que Ed debió inventarse una excusa con tal de no salir a la luz del sol, según él, se sentía tan cansado que pidió permiso para tomar una siesta sobre el sofá. Solo que su madre inmediatamente le dio acceso a un cuarto aparte para "dormir".

Era lógico que la manera de enseñar parte de la cuidad era un endulzamiento para regresar con ella, de que el sol pudiera conquistarla al menos un poco, cambiar de opinión, solo que ese día el clima estaba de lo peor. El sol quemaba de una manera bastante horrible y el aire se sentía sofocante, húmedo, era un esfuerzo tener que respirar como se debía. Toda la conversación revivió en su cabeza.

Aún podía revivir todo en su cabeza. 

—¿Cariño?

—¿Sí?

—Hay algo que me tiene dando vueltas desde que...

—¿Qué cosa? —murmuró con el ceño fruncido, muy curiosa al respecto.

—Si soy honesta, no pensé que vendrías aquí con Edward en compañía. Como pensé que habían terminado, es maravilloso de ver que se llevan bien después de todo.

Se mantuvo en silencio para permitir que su madre continuara, asintiendo con la cabeza.

—¿Segura que no sucede nada entre ustedes dos?

—Solo hemos vuelto a la etapa de ser amigos, o al menos, se intenta.

—Es una cosa tan extraña cuando están juntos —no comprendió a lo que se refería—. Y siento que no te das cuenta, él te mira de una forma... me recuerda a tu padre. 

—¿En qué sentido?

—En un sentido bueno, he de creer. Por experiencia propia, puedo deducir que él siente algo por ti, algo bastante fuerte y significativo. Delicado. Es algo de tan ustedes que yo no entiendo nada, como si existiera algún secreto que solo ambos supieran.

—No lo veía de ese modo.

—Y es que tampoco es solo él, también eres tú.

No comprendió el aparente delirio que tenía su madre, uno del cual le hacía sentir vergüenza. 

—He visto como le miras también —desvió la mirada inmediatamente, notando como dos personas pasaban corriendo frente a ellas—. Algo ahí no ha muerto.

—¿Es que has estado leyendo o viendo películas que te haga pensar todo esto?

La pregunta no fue ofensiva, de hecho, la sonrisa que dio fue una correspondida por su madre dando a entender que tenía toda la razón.