Deducción.

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—Lo que a ti, pero mil veces más. 

La risa amarga del vampiro resonó por lo bajo, viendo como se frotaba el brazo.

—La ponzoña de vampiro es lo único que puede dejar cicatrices como las que tengo.

Por la expresión que aún debía mantener, Jasper continuó suave.

—Mi crianza no fue la misma que mis hermanos adoptivos, Ella, mis comienzos fueron muy distintos —tuvo que cerrar la boca, debido a que no podía dejar de tenerla abierta por el horror—. Espero que entiendas que hay lugares en nuestro mundo donde el ciclo vital de los que nunca envejecen se cuentan por semanas y no siglos.

Sabía de antemano que el resto sabía la historia por como desviaron sus atenciones, a excepción de Edward, que se mantuvo a su lado a la escucha.

—Para entender, Stella, necesitas cambiar tu concepción del mundo e imaginar desde la óptica de los poderosos, de los voraces... o aquellos cuya sed jamás se sacia.

» Como sabes, algunos lugares del mundo resultan especialmente deseables para nosotros porque en ellos podemos pasar desapercibidos sin necesidad de demasiadas restricciones.

» Hazte una idea, por ejemplo, del mapa del hemisferio occidental. Imagina un punto rojo simbolizando cada vida humana. Cuanto mayor es el número de puntos rojos, más sencillo será alimentarse sin llamar la atención, es decir, para quienes vivimos de este modo.

Asintió lentamente con la piel de gallina, abrazándose a sí misma y con los ojos sobre los dorados ajenos, siempre atenta y a la escucha.

—A los aquelarres sureños apenas les preocupa ser o no descubiertos por los humanos. Son los Vulturis quienes los meten en vereda. No temen a nadie más. Ya nos habrían sacado a la luz de no ser por ellos.

Jasper los mencionaba con respeto e incluso, gratitud, podía decirse.

—En comparación, el norte es mucho más civilizado. Fundamentalmente, aquí somos nómadas que disfrutamos del día tanto como de la noche, lo que nos permite interactuar con los humanos sin levantar sospecha alguna. El anonimato es importante para todos nosotros.

» El sur es un mundo diferente. Allí, los inmortales pasan el día planeando su siguiente movimiento o anticipando el de sus enemigos, y sólo salen de noche; y es que allí ha habido guerra constante durante siglos, sin un solo momento de tregua. Ios aquelarres apenas son conscientes de la existencia de los humanos, o lo son igual que los soldados cuando ven una manada de vacas en el camino. El hombre nada más es comida disponible, de la que se ocultan exclusivamente por temor a los Vulturis.

—¿Hay una idea sobre por qué pelean?

—¿Recuerdas el mapa con los puntos rojos? —asintió—. Luchan por controlar las áreas donde se acumulan más puntos rojos.

» Verás, en algún momento, a alguien se le ocurrió que si fuera el único vampiro de la zona, digamos, por ejemplo, México Distrito Federal, entonces podría alimentarse cada noche dos o tres veces sin que nadie se diera cuenta, por lo que planearon formas de deshacerse de la competencia.

» Los demás no tardaron en imitarlos, unos con tácticas más efectívas que otros.

» Pero la estrategia más efectiva fue la que puso en marcha un vampiro bastante joven, llamado Benito. La primera vez que so oyó hablar de él apareció desde algún lugar al norte de Dallas y masacró los dos pequeños aquelarres que compartían el área cercana a Houston. Dos noches más tarde, atacó a un clan mucho más grande de aliados que reclamaban Monterrey, al norte de México, y volvió a ganar.

SCEGLI. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora