SCEGLI. #3

Amargura.

Terminó en el sofá que una vez sirvió de consuelo en su llanto y también, frío. Entre la voz baja de alguien que conocía y chasquidos que provenían de algún sitio, como si fuese leña quemándose. Acurrucada, por quizás cuanto, no se movió ni un poco, lejos de cualquier pesadilla o decisión, solo importaba dormir, descansar las horas que no pudo. Fue un alivio, el único problema era que sentía un poco de calor en donde sea que estaba envuelta en ese momento, por lo que, suavemente se descubrió y se sentó.

—¿Has dormido bien?

Abrió los ojos con pereza, procesando un poco antes de responder. Imaginó que su cabello estaba algo esponjado y el rostro hinchado, una buena siesta.

Lentamente asintió.

—¿Crees que vengan a por ti?

Se encogió de hombro con desinterés, Edward tenía que confiar lo suficiente en ella, de hecho, el resto también. Por lo que permanecía tranquila, sí era mejor haber estado en casa que en La Push. 

De a poco se fue estirando, poniéndose de pie y siendo seguida hacia la salida. Estaba muchísimo más tranquila que en momentos anteriores, sintiendo el refrescante viento sobre el rostro luego de haber disfrutado de serenidad.

—¿Alguna noticia desde que me he ido? —quiso iniciar una conversación que fuese llevadera, al menos, sea lo que sea que Jacob sí pudiera decir. Solo que, eso causó que el moreno resbalara y cambiara su expresión—. Solo trataba de iniciar una conversación, tranquilo.

—Ah.

Jacob rió entre dientes, le vio metido en sus pensamientos antes de realmente decir algo. 

—Quil está imprimado, este sería el tercero por lo que ya nos empezamos a preocupar. Puede ser un fenómeno más común de lo que se dice en las historias.

Notó que no era de su agrado hablar del tema, no demasiado, pero luego se topó con su mirada fija e intensa, sin siquiera hablar por bastante junto a un gesto de concentración.

—¿Qué tratas de hacer?

El moreno suspiró.

—Nada.

Desvió inmediatamente la mirada para echar a caminar con el moreno a su lado, manteniendo una distancia prudente durante la caminata sobre las rocas.

—¿Es demasiado problema que Quil se haya imprimado de alguien a estas alturas? ¿Solo por ser el miembro más joven?

—Estás lejos de acertar. 

—No entiendo el problema entonces, ya que, no lo sé.

—Solo es otra de nuestras leyendas, me pregunto cuándo dejará de sorprendernos que todas comiencen a ser ciertas.

—Supongo que voy a tener que adivinarlo, o solo no pensar en ello.

—De todas maneras no acertarías, y como verás, Quil se ha incorporado a la manada hace poco tiempo. Por lo que no había pasado por el hogar de Emily.

Alzó sus cejas para que el chico continuara, tratando de no maquinar nada para evitar equivocarse.

—Emily tiene dos sobrinas, entonces... Quil conoció a Clarie.

—¿Y entonces...?

—Clarie solo tiene dos años.

Las gotitas de lluvia comenzó a caer en menor cantidad, causando que su parpadeo fuese más continuo, ambos guardaron un tenso silencio mientras que el menor estaba con el rostro inexpresivo. 

—Me estás diciendo que Quil está imprimado... de una niña que solo tiene dos años, ¿una niña de dos años? ¡Una bebé!

—Eso puede suceder —solo vio el encogimiento de hombros—. Al menos, eso dicen las leyendas.