CAPÍTULO 6 POR UNA MUJER

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_ ¡Basta! - exclamó Javier dándole un golpe a Román aprovechando su descuido enviándolo al suelo, el arma cayó lejos de él, sin embargo, se levantó con rapidez

Javier se había vuelto a Amanda pidiéndole que entrara, cuando sintió la embestida de Román, que también lo mandó al suelo, con rapidez se deshizo de él dándole otro derechazo.

_ Tenemos que salir de aquí. - la instó a moverse poniéndose de pie con agilidad, no quería golpear más a su amigo, mucho menos herirlo.

Ella gritó aterrada, cuando vio a Román abalanzarse sobre él a sus espaldas, pero fue demasiado tarde, ambos cayeron de nuevo. Román se levantó, pero Javier permaneció en el suelo, estaba aturdido, con la vista borrosa miró el rostro de Román inclinarse sobre él amenazante.

_ ¡Ella se va conmigo! - dijo. Ya la tenía sujeta por el brazo y la jalaba. _ ¡y a ti! - lo miró con odio. - no se te ocurra pararte por el rancho porque eres hombre muerto, ya no eres bienvenido. - lo miró llevarse a Amanda que gritaba desesperada que lo ayudara, que no lo dejara ahí, solo, indefenso y herido.

El permaneció tirado sobre el frío piso de tierra, incapaz de moverse, al caer su cabeza había dado contra una roca. Intentó moverse, pero no le fue posible.

*****
Román miró a su mujer, estaba deshecha acurrucada en un rincón de la habitación a donde la había llevado, ya no era la de él, no la quería ahí, estaba muy molesto con ella, lo había engañado, se había burlado de él y no entendía con qué propósito, estaba tentado a ir y devolvérsela a su padre, después de todo había sido él, el que la había puesto en su mira y prácticamente hasta se la había promocionado, la chica era hermosa y como a cualquier otro, le había gustado, pero ahora se daba cuenta de que, de no haber sido por Francisco su padre, quizás nunca hubiera pensado en el matrimonio, pero le había parecido buena idea y algún día tenía que casarse. Por fin se daba cuenta del error que había cometido, en su mente rondaba lo que había dicho Teresa esa noche, acaso se había detenido a pensar en que era lo que ella quería, él había dado por sentado que estaba enamorada de él, porque todas lo estaban, pero en realidad ella nunca se lo había dicho, sin embargo, tampoco lo negó y aceptó la boda sin protestar.

Un fuerte dolor de cabeza lo invadió.

_ Esta será tu habitación de ahora en adelante. - gruñó. _ si vas a algún lado, primero me avisas y si te doy permiso lo harás.

_ ¡Por favor! - levantó la mirada suplicante desde el rincón en el que se encontraba. _ ¡envía a alguien a que lo ayude!

_ ¿Crees que voy a ayudar a tu amante? - gritó furioso. ¿Qué no había escuchado lo que había dicho? Le estaba diciendo que ahora sería una prisionera en esa casa ¿y ella estaba pensando en el otro?

_ Me vuelves a mencionar a ese traidor. - la levantó con brusquedad por el brazo y la encaró. _ y te juro que regreso ahí, pero para matarlo. De todas firmas ya ha de estar muerto. - la soltó y salió de la recamara.

Ella se desplomó de nuevo en el mismo lugar sollozando, Javier no merecía eso, no había hecho nada más que tratar de ayudarla y lo que había dado pie a todo ese alboroto había sido un simple mal entendido, el sólo la estaba consolando, no sabía que era lo que Román había visto, pero ni siquiera se habían puesto de acuerdo para verse, se habían encontrado por casualidad. Él no era de los hombres que iban por ahí quitándole la mujer o la novia a otros, aun cuando ellas se le insinuaban continuamente.

*****
Javier despertó en el hospital, la cabeza le punzaba y su cuerpo estaba adolorido.

Miró a su alrededor estaba solo, claro, ¿quién iba a estar con él, si no tenía a nadie. Hasta hacía un tiempo al único que tenía era a su amigo Román, pero ahora ni a él. Recordó lo sucedido, no sabía, cuánto tiempo había transcurrido ni cómo es que había llegado hasta ahí, Román había sido muy claro, había dejado de ser su amigo y por consiguiente su hombre de confianza, ya no trabajaba más para él, y si no lo hacía, ninguno de sus hombres lo obedecería ya, ni se ocuparían de él, entonces ¿quién lo había llevado hasta ahí?

Aprovechó qué una enfermera entró, para interrogarla.

_ Un hombre lo trajo. Dijo que trabajaba para usted.

_ Dijo su nombre? - preguntó.

_ Sí, pero no lo recuerdo, sin embargo, los datos de la persona que se está haciendo cargo de sus gastos, está anotado en su expediente. En cuanto pueda le paso la información.

_ Se lo agradecería mucho. - dijo con sinceridad

Estaba intrigado, en el momento de la pelea no había nadie cerca y nadie osaba pararse por ese lugar, era su santuario y Román había sido muy claro, incluso sabía, que en esos momentos prefería verlo muerto.

Más tarde cuando la enfermera regresó, le anunció que hacía tres días, que, se hallaba en ese lugar, había, sufrido un golpe en la cabeza, su cerebro se había inflamado y eso le provocó una parálisis temporal, que no había pasado a mayores. Lo habían mantenido sedado para dar tiempo a bajar la inflamación. También le informó que un hombre llamado Matías lo había llevado al hospital y que era el que preguntaba por su salud con regularidad.

Al menos, ahora, sabía quién lo había ayudado, era uno de los trabajadores de Román, pero era el más allegado a él, lo que no entendía era como es que sabía que necesitaba ayuda, porque ni siquiera él siendo su mano derecha podía, acercarse a su cabaña a menos que él se lo permitiera.

Los datos del pago de sus gastos médicos no logró conseguirlos porque se manejaban de manera confidencial, sin embargo, acordó darle una buena recompensa a la enfermera si lograba conseguírselos, aun después de que él fuera dado de alta.

Ahora su prioridad era poder salir de ahí, necesitaba saber cómo estaba Amanda, esperaba y deseaba con toda su alma que Román no le hubiese hecho daño, él era su amigo, pero no le perdonaría si la lastimaba. Esperaba que no, lo conocía demasiado bien, sabía que era muy impulsivo, se encendía fácilmente, pero cuando se calmaba reconocía sus errores y los enmendada si había que hacerlo.

Javier regresó a su rancho, tenía, sus propios trabajadores, totalmente independiente de Román, ellos obedecían a Javier y dependían solamente de él.

En realidad, Javier no necesitaba de Román, tenía el rancho, tenía a su gente y también contaba con una gran fortuna que había ido acumulando a lo largo de los, años, sin embargo, seguía, siendo el segundo de Román porque era su amigo, porque lo apreciaba y porque Román lo necesitaba, aunque no se diera cuenta, Román dependía más de lo que creía de él.

Una vez en su rancho decidió buscar a Matías, él era trabajador de Román y él le podía, dar la información que necesitaba. Solo era cuestión de localizarlo sin llamar la atención, si Román se enteraba, tanto Matías como Javier podrían estar en serios problemas.

*****
Era de noche Román había regresado a la casa, seguía molesto, no podía concebir que Amanda lo hubiese traicionado y lo que menos podía concebir era que Javier, su hombre de confianza, su mejor amigo, más que eso, su hermano, se hubiera atrevido a hacerlo, si de algo presumía siempre era de la gran confianza que se tenían ambos, era a prueba aún de mujeres decían ellos, ambos aseguraban que jamás pelearían por una y ahí estaban ahora, enfrentados por una, pero no era una del montón, era lo que más le dolía, se trataba de su esposa. Aunque sí lo analizaba detenidamente, quizás Javier tenía razón en algo, no le dolía tanto el estarla perdiendo, si no, su orgullo herido, el que ella prefiriera a su amigo antes que a él, el que le hubiera mentido haciéndole creer que lo quería.

La verdad es que aún estaba muy enojado y no era capaz de levantarle el castigo a ella, por otra parte, estaba Teresa, desde aquella noche no lograba sacársela de la cabeza, aun así, había sido incapaz de encararla y hablar de lo sucedido, por el contrario, la estaba evadiendo como si fuera un cobarde.

POR UNA MUJER No.1️⃣0️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora