CAPÍTULO 26 FINAL

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_ Solo contéstame algo. - lo enfrentó. _ si tu esposa hubiera estado con otro hombre, aunque la amaras con locura, ¿sería igual que si tú hubieses sido el primero?

Él lo pensó, por supuesto que no sería igual, no cambiaría su actitud con ella, pero siempre le quedaría el sentimiento Interior de que otro la hubiese besado, de que otro la hubiese tocado y sobre todo que, al llegar a ese punto, ella tenía que haber involucrado sus sentimientos y no.... no podía concebir el compartirla con otro.

_ No. - dijo. _ no sería lo mismo. Entiendo lo que me quieres decir, y lo siento, te pido disculpas de nuevo, no fue intencional, no fue por molestarte, fue un simple descuido. ¿Amigos? - le sonrió.

_ Amigos - se dieron un fuerte abrazo. No pudo evitar recordar aquella mañana, cuando despertó y sintió a su lado el cuerpo de su linda esposa, aún estaba profundamente dormida, la miró y le pareció la mujer más hermosa del mundo. Sonrió, no podía creer lo que había descubierto la noche anterior, él había sido el primer hombre en su vida y no Román como había venido creyendo por tanto tiempo, en ese momento sentimientos encontrados fluyeron por su mente, estaba feliz de haber sido el primero y el único, pero estaba furioso con Román por no haberlo sacado de su error.

Ahora las cosas aclaradas, todo volvía a la normalidad, miró a lo lejos y tanto Amanda como Teresa y su madre miraban con atención lo que sucedía entre ellos, miró sus rostros aliviados cuando vieron que se daban un abrazo. Todo quedaba olvidado.

*****
Román se acercó a su esposa y la rodeo con sus brazos por detrás.

Ella sonrió feliz, su luna de miel estaba por terminar, habían pasado toda una semana en la villa cerca del mar, Román la había sorprendido, llevando consigo a su madre que no conocía la playa y a Tina su amiga y niñera de su bebe.

Se alegraba de que así fuera, porque aunque ella no se lo había dicho, no pensaba irse y dejar a su bebé, sin embargo, él se le había adelantado y no podía haber resultado mejor, ellos habían podido disfrutar de tiempo a solas mientras Tina y su madre cuidaban de su hijo, su madre se había escapado en unas cuantas ocasiones sola a dar una vuelta por los alrededores y también Tina había tenido su espacio para divertirse, claro todos y cada uno de ellos siempre vigilados de cerca por uno o varios de los hombres de Román. El siempre protegía a la familia.

_ ¿Lista para regresar? - susurró besando su frente.

_ Nunca estaré lista. - se volvió hacia él, rodeando su cuello. _ han sido los días más maravillosos de mi vida.

_ Pronto volveremos. - la beso. _ te lo prometo. Volveremos muchas veces más. - la miró con amor.

_ Gracias. - dijo pegándose más a su cuerpo. _ por traer a mi madre.

_ Se lo merecía. - le sonrió. _ espero que no te pongas celosa, pero también la considero mi madre.

_ Me encelaría si ella te prefiriera a ti. - dijo divertida. _ sabía que su madre lo consideraba y lo trataba como a un hijo y que guardaba las distancias solo porque él era el jefe, pero su amor era compartido para ambos y ella no lo resentía, porque lo amaba.

_ Y lo que más me encelaría - lo miró. _es que tú la quisieras más que a mí.

El no dijo nada, sonrió y la tomó entre sus brazos, luego la beso con pasión.

Ella se aferró a él y correspondió. Por fin su vida tenía sentido. Amaba a ese hombre, amaba a su hijo y estaba segura de que también él amaba a su hijo, le agradecía que no hubiera puesto en duda su paternidad cuando se lo contó y que no se hubiese molestado con ella por hacerle perder el formar parte de su crecimiento durante la gestación y sus primeros meses de vida.

*****
Javier miró a su alrededor, la casa de los padres de Amanda se veía bien no se comparaba para nada con su antigua vivienda, se notaba que el tiempo en que Francisco había sido suegro de Román, lo había aprovechado al máximo, él les había proporcionado esa casa y el ser el suegro de él, le había abierto muchas puertas para hacer negocios y se notaba que las había aprovechado, sin embargo, ahora que él no estaba, a su esposa era lo único que le quedaba, lo que tenía a la vista. Ahora no tenía modo alguno de sobrevivir sola, porque como muchas mujeres, dependía al cien por ciento de su esposo.

Ella lo miraba sin decir nada, sabía que su visita no era amistosa, esa mañana había intentado una vez más acercarse a su hija, pero los hombres de Javier ni siquiera le habían permitido hablarle, aunque fuera de lejos. Estaba desesperada, quería que ella lo buscara y lo trajera de regreso, estaba segura de que todo había sido su culpa y estaba muy enojada con ella, si tan solo hubiera obedecido a su padre desde el principio, todo esto no hubiese sucedido. Hacía días le habían llegado rumores de que él estaba muerto, pero ella no lo aceptaba, su hija tenía que encontrarlo.

_ ¡Sabe porque estoy aquí! - afirmó Javier sin apartar su mirada de ella.

Lo sabía, pero negó con la cabeza.

_ Vengo a advertirle que es la última vez que se acerca a mi esposa. - dijo enojado. _no soy de los hombres que dan una orden y permite que se desobedezca, a usted le pedí que dejara de molestarla y créame que ya no estaría aquí, de no ser por ella, pero no voy a tener más consideración con usted. Seguramente ya sabe que su esposo está muerto. - miró su reacción.

_ ¡No está muerto! - contestó. _ eso es lo que ustedes quisieran, pero el regresará y entonces todos ustedes se arrepentirán.

_ Me importa muy poco lo que usted crea. - la miró molesto. _ yo sé que no volverá y por eso y por consideración a su hija que aún la quiere voy a pasarle una pensión con la que podrá vivir teniendo lo necesario y conservar esta casa, pero escuche bien - se aseguró de que le pusiera atención. _ si se vuelve a acercar a ella o lo intenta siquiera, le juro que se queda en la calle, y no habrá segundas oportunidades, si me conoce sabrá que así es. Ahora me voy y por su bien espero que sea razonable. Amanda ahora es mi esposa y es la mujer a la que amo y si es necesario daré mi vida por ella, así que yo que usted no me arriesgaría a perderlo todo
Y menos sabiendo que yo lo daré todo por ella.

Ella lo miró salir y supo en ese momento que todo lo que él había dicho era verdad, incluyendo la muerte de su esposo y que gracias a Amanda no se quedaba en la calle y que si se equivocaba una vez más estaba perdida.

Se dejó caer en el piso llorando desconsolada, pensando que, a pesar de haber sido la peor madre, su hija aún veía por ella. Y que todas sus oportunidades con ella habían terminado en ese momento. La soledad la invadió, pero no había vuelta atrás, ya no.

NOTA:
Les invito a que no se pierdan el epílogo el día, de mañana. Les espero y les mando un fuerte abrazo a todos los que hayan llegado hasta aquí. Muchísimas gracias.

POR UNA MUJER No.1️⃣0️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora